El acoso y abuso en contra de la mujer es un fantasma que se pasea en el audiovisual mexicano: aún después de todo lo generado por el movimiento #MeToo y la implementación de protocolos en rodajes y grabaciones para evitarlos, no dejan de presentarse casos.
“No es algo que pase mucho, pero hay que estar preparados”, comenta Mónica Vargas, quien ha estado detrás de cintas como "Noche de bodas", en cuyas producciones se firma un contrato en donde quien falte al respeto, es expulsado.
El tema del abuso sexual llega a cines este fin de semana con el estreno de "Un actor malo", protagonizada por Fiona Palomo y Alfonso Dosal, interpretando a una pareja de histriones que viven un caso de violación en pleno rodaje.
La historia nació cuando el cineasta Jorge Cuchí supo del incidente en "El último tango en París" (1972), en la que el actor Marlon Brando y el director Bernardo Bertolucci jamás le avisaron a la actriz María Schneider que en una escena sexual se utilizaría una barra de mantequilla. María diría años después que se sintió violada.
“Quedó destruida y cuando habló del tema, la respuesta de Bertulocci fue que un artista debía hacer lo que sea. Lamentablemente hay conductas que se siguen repitiendo”, dijo Cuchí.
“Cuando empecé a compartir el guión, un actor me dijo que algo así había pasado en una serie que había hecho, que hubo tocamientos hacia una actriz en una escena, ella se paralizó, no dijo nada y se fue al camper del maquillaje donde se rompió, la chava le dijo al director y amonestaron al actor”, cuenta el también realizador.
En México no existen datos oficiales de abuso o acoso en el set.
Una encuesta de EL UNIVERSAL entre productoras arroja mayoritariamente que no han pasado por algo así en sus producciones, pero están preparadas con protocolos hechos precisamente a partir del movimiento #MeToo.
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Recientemente, para evitar problemas como el que se muestra en Un actor malo, llegó a México la figura de coordinador de intimidad, quien cuida que cualquier escena de contacto físico sexual no sólo esté consensuada entre quienes la harán, sino coreografiada.
El caso más mediático de abuso
El caso más mediático tras el Metoo, con nombres y apellidos, fue el denunciado por las actrices Vanessa Bauche y Sarah Nichols en contra del actor Pascacio López, mientras grababan la serie Guerra de vecinos.
Bauche lo denunció penalmente en Jalisco por los delitos contra la dignidad de las personas y abuso sexual, delitos que no ameritan cárcel. El último
La actriz de Amores perros dijo haber sufrido ataques verbales, además de haber sido besada sin que esta estuviera en el guión de la producción.
También interpuso una demanda por daño moral (en la Ciudad de México), cuya sentencia está a la espera.
Nichols, en tanto, denunció a López por violación. A finales de enero, la Sala responsable del caso indicó que debía vincularse a proceso.
Vincular a proceso no significa que el acusado sea culpable o inocente, sino que debe ser detenido mientras se da la respectiva investigación.
La misma Sala había determinado no vincular a López en dos ocasiones anteriores: febrero de 2023 y principios de enero por no encontrar elementos.
Hace unos días, López tramitó un amparo con lo que se suspende momentáneamente cualquier acto judicial en su contra, esperando la resolución final que puede llevar meses en saberse.
Y aún después de saberse si el amparo procede o no, la parte afectada tiene aún el recurso de revisión. La última parte, en caso de ser necesario, escalaría a la Suprema Cortes de Justicia de la Nación, cuya decisión ya sería inapelable.