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De entrada, hay que decirlo, "Star Wars: El ascenso de Skywalker" (2019), sexto largometraje del curtido productor J.J. Abrams, es una buena película. Llena de acción. Entretenida. ¿Con grandes momentos? Más o menos. ¿Algo comparable con la aparición de elementos mitológicos, como en el TV-programa The mandalorian, que ocasione conmoción equiparable a la primer entrega de la serie fílmica estrenada hace 42 años por el originalísimo director George Lucas? No. Pero de que es un filme digno, lo es.
En la historia del cine no existe saga igual de compleja, con títulos que abarcan 17, entre fílmes y seriales televisivos, animados o con personajes reales; producciones que oscilan entre obras maestras y mediocres (en especial el mal episodio I y la fétida Solo).
Abrams reactivó el furor por Star Wars en 2015 cuando hizo "El despertar de la fuerza" con personajes nuevos compartiendo el misterio de su origen: Rey (Daisy Ridley), Kylo Ren (Adam Driver) y otros que renovaron ese universo y son contraparte a los legendarios Luke (Mark Hammill), la princesa Leia (Carrie Fisher) y Han Solo (Harrison Ford). Fue un traspaso de la leyenda entre generaciones.
El título anterior, "Los últimos Jedi" (2017), rompió con el concepto de la estructura dividida en temáticas muy específicas. La idea acaso no resultó tan brillante para la fábula aunque sí poderosa como espectáculo.
Abrams concluye la historia retomando líneas del episodio VII. Parece sencillo. No lo es. Porque el enfrentamiento no es entre héroes y malosos; se trata de solucionar el conflicto entre presente y pasado. Así que el espectador que desconozca datos de las cintas anteriores, se perderá.
La personalidad cinematográfica de Abrams es un elemento a favor. Como en otros largometrajes suyos, establece qué será importante y qué realmente importante. Quiere esto decir que manipula las expectativas al menos con dos incógnitas: ¿quién es Rey? y ¿qué pretende Kylo?
Abrams establece un estilo de narración paralela. Su idea es hacer algo más que un filme de acción, pero descuida la mitología. Le falta la magia de las partes IV, V y VI. Aunque vistos en conjunto, los nueve preservan la ópera espacial de Lucas. La conclusión es coherente al explorar la sicología de Rey, su aprendizaje de “la fuerza” en su encuentro previo con Luke y las habilidades para enfrentar a Kylo en la lucha entre la Resistencia y la Primera Orden.