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Mientras aquí en el centro la discusión se volvió política, cuando Andrés Manuel López Obrador desató la ira del gobierno federal al acusar —sin mayores pruebas— que la Marina mató a “varios menores de edad” en un operativo de fuerza inusual en el que disparó desde un helicóptero para abatir a un jefe de los Beltrán Leyva, el pasado 11 de febrero, en Nayarit y el sur de Sinaloa, ajenos a esa polémica a la que ayer se subió hasta el presidente Enrique Peña Nieto, lo único que sí saben a ciencia cierta es que todo el territorio de su estado, junto con algunos municipios del sur sinaloense, son hoy “tierra de nadie” donde todos los días aparecen muertos y la violencia sigue creciendo, a pesar de esa incursión “espectacular” de la Marina.
Esa es la realidad que viven los nayaritas quienes, en vísperas de elecciones para gobernador en junio próximo, padecen un nivel creciente de violencia y una descomposición en su estado producto del abandono federal y de las pugnas por territorio y control de la entidad de distintos grupos del narcotráfico que actúan en el estado. Desde los Beltrán Leyva que entraron a desplazar a los debilitados y perseguidos hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, hasta el Cártel Jalisco Nueva Generación que controla el sur nayarita y presiona para ganar territorio a los capos sinaloenses que libran una guerra intestina.
A diferencia de la grilla centralizada, donde los comentarios de bote pronto de López Obrador primero merecieron respuesta del secretario de Gobernación, Miguel Osorio, acusándolo de difundir “falsedades” y “lucrar políticamente” con las muertes o ayer el mismo presidente Peña Nieto se subió al ring con el tabasqueño al aprovechar el Día del Ejército para rechazar las “descalificaciones sin sustento en contra de las Fuerzas Armadas”, en Tepic no hay mayor polémica ni rumores sobre los hechos de aquella madrugada del 11 de febrero que contradigan la versión oficial. Esa parece más una expresión de la sucesión presidencial anticipada en el centro.
Pero lo que sí hay en Tepic y en el resto de los municipios de Nayarit, junto al sur de Sinaloa, son los muertos que aparecen a diario en las calles y en zonas rurales donde se libran disputas entre los narcos. Una violencia cada vez mayor en la que grupos de sicarios llegan a las zonas agrícolas y fuerzan a los campesinos a entregarles sus tierras bajo amenazas de muerte o incluso a sembrar y producir para ellos distintas clases de estupefacientes si es que quieren conservar sus ejidos.
Violencia que del narcotráfico permea también a lo político. Ayer un incendio extraño consumió las oficinas en Tepic del edificio administrativo de la Universidad Autónoma de Nayarit, donde se resguardaba toda la información financiera de esa institución. Lo más extraño de ese incendio es que ocurrió justo cuando iniciaba una investigación de un desvío millonario de recursos públicos destinados a la UAN, bajo la gestión del anterior rector Juan López Salazar, que amenaza con convertirse en un escándalo de corrupción en vísperas de las campañas locales.
Así que por los nayaritas, que ven a su estado consumirse en la violencia en los estertores del frívolo y cuestionado gobierno de Roberto Sandoval, y cuando ya hay candidatos perfilados como el impostado priísta Manuel Cota, el junior aliancista Antonio Echevarría, o el popular candidato de Movimiento Ciudadano, Raúl Mejía, en el centro bien pueden seguir polemizando sobre los muertos, los operativos militares, la efectividad o las violaciones de derechos humanos de las Fuerzas Armadas. A Nayarit y al sur de Sinaloa ni las polémicas ni los discursos los salvan por ahora de la violencia que padecen.
NOTAS INDISCRETAS… “¿Para qué se metió en esa? No había necesidad”, preguntó un asesor de primer nivel en el cuartel lopezobradorista. “No es ni la primera ni la última, son de esas que por más que le digamos se va a meter”, respondió otro. Y vaya que se metió…Por descuido del columnista en la nota sobre la carta que circulan socios del Club Campestre en contra de la admisión de Enrique Ochoa Reza y Mauricio Toledo, a ese club social, se mencionó en el texto a la esposa del dirigente del PRI, cuyo nombre no figura en la citada carta ni es parte de la solicitud que hacen socios al Consejo de Administración. Una disculpa a la señora…Y sobre el tema de Tepic y el operativo de la Marina disparando desde el aire con un helicóptero artillado, las dos versiones encontradas, la oficial que dice que los 11 muertos mayores de edad, incluido El H, Juan Francisco Patrón, y la de Andrés Manuel que habla de “varios menores” entre los fallecidos, serán investigadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el expediente que ya abrió sobre el caso. ¿Hubo o no hubo abuso de fuerza?, es la pregunta que responderán en la CNDH…Los dados abre semana con Serpiente. Mala señal.
sgarciasoto@hotmail.com