El fin de año es buen momento para revisar y proyectar. El inicio del ajuste gradual al salario mínimo (SM) y el compromiso del nuevo gobierno de Chihuahua con un plan interinstitucional, constituyen dos grandes logros desde la sociedad civil frente a la pobreza y la desigualdad. También ha sido importante enfrentar el maquillaje a las cifras de pobreza y confrontar el uso electoral de los programas sociales.

El incremento al SM es logro de una coalición muy amplia. Por primera vez en décadas se ha incluido un monto de recuperación de su valor, además del ajuste basado en la inflación. Hay un compromiso, por parte de Coparmex de continuar el ajuste nominal. El objetivo es que antes de finalizar 2017, el SM cubra al menos el costo de la canasta básica.

Estamos convencidos que esto es un logro de una amplia coalición de actores. Y que el paso central fue generar una propuesta apartidista desde la sociedad civil. La Conferencia Internacional organizada por la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza con el Instituto de Estudios para la Transición Democrática (IETD) y la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas (Cepal–ONU), derrumbó mentiras y mitos usados para evitar la recuperación del SM.

La propuesta presentada por Coparmex fue determinante. Reflejó el acuerdo entre actores empresariales y sociedad civil sobre el límite inferior irreductible para iniciar el ajuste: el SM no puede ser inferior al costo de una canasta básica.

También confluyeron las instituciones producto de la transición democrática. En especial, el documento de la CNDH, la resolución del Inai y las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación. Falta la resolución de la SCJN.

Otro logro este año es el acuerdo con el nuevo gobierno de Chihuahua. El gobernador Javier Corral se ha comprometido a formular un plan interinstitucional frente a la pobreza y la desigualdad. Al dar mejores resultados, este plan puede ser modelo para otras entidades federativas y para el país.

También resultaron importantes dos acciones “defensivas”. Una sirvió para resguardar la certeza en la medición de la pobreza. El primer “round” se dio cuando el Inegi modificó la forma de captar los ingresos de los hogares más pobres. Esto provocó que los datos no fueran comparables.

El siguiente “round” para defender la medición de la pobreza está en proceso aún. El operativo realizado por entidades de gobierno para mover las variables sin resolver las carencias, por ejemplo a través del reparto de la “cartilla social”, de la campaña “sano, suficiente y variado” y otras acciones de maquillaje a las cifras de carencias e ingresos, afectará los resultados de la medición 2016. Seguiremos en esta batalla.

Finalmente, también ha sido importante confrontar el actual modelo de política social. Este modelo basado en programas, cada vez más dispersos, inconexos y con múltiples deficiencias de diseño y ejecución no da resultados.

En especial, enfrentar la opacidad en los programas sociales —especialmente los realizados por los gobiernos estatales y municipales— por ser el nido de la corrupción y el clientelismo. El uso electoral de los programas y los sesgos por las ocurrencias y la falta de mínimos de institucionalidad, provoca que el aumento del gasto social no dé resultados frente a la pobreza. Urge el padrón único de beneficiarios como vía de acceso obligatoria.

El año que entra daremos nuevas batallas. De inicio nos proponemos un salto cualitativo. Propondremos una visión nueva. Centrada en cerrar las brechas de desigualdad y en garantizar derechos sociales básicos para todos. Les invitamos a conocer más y a sumarse a este esfuerzo en www.frentealapobreza.mx

Consultor internacional en programas sociales.

@rghermosillo

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