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Nacho, tienes que ganar porque eres el único candidato realmente mío. José Ignacio Peralta ha referido así, en su círculo cercano, el discreto coloquio sostenido con el presidente Enrique Peña Nieto antes de que el 30 de enero fuera postulado por el PRI para buscar la gubernatura de Colima.
En la tarde del pasado 21 de octubre, Constancio Carrasco, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), preguntó de frente a sus cinco compañeros:
¿Cuál es el mensaje que mandaremos si anulamos la elección en Colima?
Dos factores esenciales se habían combinado para derrumbar a este hombre del Presidente: una conjura urdida en el entorno del gobernador saliente, el también priísta Mario Anguiano, y un fallido cabildeo externo entre los magistrados del TEPJF, ofreciendo aquí y allá una de las vacantes para la Suprema Corte.
Como telón de fondo están los crecientes indicios de vínculos de un segmento de la clase política de Colima con el narcotráfico, que parecen explicar las muertes de un gobernador en funciones, Gustavo Vázquez Montes (2005), del ex gobernador Silverio Cavazos (2010), y el ataque a tiros contra otro ex mandatario, Fernando Moreno, apenas el pasado día 12.
Peralta Sánchez (Colima, 1970) había recorrido toda la escala meritoria de la política en su estado: familia tradicional, diputado local, estudios en el ITAM, oficina en el Banco de México; beca pública para posgrado en Inglaterra; cabeza de secretaría con dos gobernadores; alcalde de la capital…
En 2012 fue designado coordinador estatal de la campaña del entonces candidato Enrique Peña Nieto, quien lo impulsó a la postulación por una senaduría, de la que fue bajado con argumentos de género. Pero la voluntad presidencial lo rescató al encomendarle la Subsecretaría de Comunicaciones, donde hizo un papel decoroso.
El gobernador Anguiano propaló sentirse agraviado con la postulación de Peralta por sobre dos de sus protegidos, el alcalde colimense Federico Rangel y su secretario general de Gobierno, Rafael Gutiérrez. Ni en el PRI de César Camacho ni en la Secretaría de Gobernación de Miguel Ángel Osorio hubo una estrategia que evitara un complot desde la gubernatura, pese a conocerse la sordidez de la política en Colima y la cercanía del abanderado priísta con el Presidente de la República.
La campaña contra Peralta le habría sido confiada al secretario estatal de Desarrollo Social, Rigoberto Salazar; al procurador de Justicia, Marcos Santana, y al vocero René González. El aspirante priísta tampoco creció mucho ante un adversario singular, el panista Jorge Luis Preciado. Mientras el primero conducía encuentros de corte burocrático, el segundo bailaba y repartía condones.
En Los Pinos se reportaba que el gobernador Anguiano chapotea en la narcopolítica. Cuando fue alcalde, en 2006, designó como oficial mayor a un administrador de ranchos de un mafioso; varios de sus colaboradores aparecen en averiguaciones de la PGR. En mayo pasado EL UNIVERSAL difundió un largo video donde el mandatario no supera una prueba del polígrafo cuando se le pregunta sobre nexos con cárteles de la droga (http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/impreso/un-politico-frente-al-poligrafo-225655.html).
En ese mismo mayo el candidato derrotado, el panista Jorge Luis Preciado, demandó ante el TEPJF anular las elecciones (http://www.tee.org.mx/data/20150526124801.pdf). Los magistrados concluyeron que el expediente era muy débil. El equipo de Peralta logró demoler los argumentos de su contraparte. El dictamen inicial, encomendado al magistrado Manuel González Oropeza, desechaba la anulación.
A unos días de que se escribiera el epitafio de su causa, los abogados de Preciado ofrecieron el audio de una conversación telefónica en la que el citado Rigoberto Salazar ordena apoyar a Peralta por petición del gobernador (http://www.redpolitica.mx/elecciones-2015/enterate-por-que-anularon-eleccion-en-colima). Esa prueba requería un peritaje de la PGR, a cargo de Arely Gómez, donde trabajaron a paso de tortuga sobre el tema.
En la madrugada del miércoles 21 llegó al tribunal una prueba demoledora: Un video en donde el propio Salazar reconoce en el Congreso local que la voz del audio es suya. Ese video y el diario de los debates de la Cámara hicieron prescindible el peritaje.
Fuentes confiables estiman que el audio inicial filtrado al PAN y la declaración de Salazar en el Congreso local fueron ordenados por el círculo cercano al gobernador Anguiano.
Entre los días 21 y 22 los magistrados deliberaron en medio de discusiones internas. Acordaron inicialmente una anulación con 6 votos a favor y cero en contra, pero luego hubo indefendibles giros de postura. En plena sesión, Flavio Galván y Pedro Penagos pedían “línea” externa mediante su celular. La presión creció también sobre María del Carmen Alanis, Salvador Nava y el citado González Oropeza.
Fuentes cercanas al proceso aseguran que a varios de ellos se les ofreció desde sectores priístas incluirlos en la propuesta presidencial para dos ministros de la Corte que serán designados en noviembre, si rechazaban la anulación. Pero operadores panistas les advirtieron que nunca votarían por aquel que rechazara el fallo de anulación.
Fue necesario el voto del presidente Carrasco Daza para evitar un empate: 4 contra 2 por la anulación. La historia estaba ya en piedra (http://portal.te.gob.mx/noticias-opinion-y-eventos/boletin/0/371/2015).
APUNTES: Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, volvió a recibir la Cumbre de Negocios, donde exhibió las mejores prácticas sobre cómo demoler un gobierno y un proyecto. Sandoval hundió al estado en una crisis de inseguridad, congeló sus relaciones con el gobierno federal y se divorció de la sociedad, que en los pasados comicios castigó al PRI. Perdió seis de ocho municipios metropolitanos y el Congreso local, apuntalando a Movimiento Ciudadano como partido nacional y convirtiendo a su líder, Enrique Alfaro, en alcalde de Guadalajara y seguro próximo gobernador. Sin duda un perfomance impresionante, habrá dicho la Cumbre.
rockroberto@gmail.com