Esta última entrega debería versar sobre los capítulos en materia laboral, ambiental, propiedad intelectual y solución de controversias del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP). Sin embargo, los acontecimientos del pasado martes obligan a analizar lo bueno, lo malo y las interrogantes de los distintos escenarios que pudiesen surgir a la luz de los señalamientos del candidato vencedor a la presidencia de los Estados Unidos quien, durante su campaña, prometió la salida de Estados Unidos del TPP, señaló que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) era “el peor acuerdo comercial en la historia” y que la “Organización Mundial del Comercio (OMC) es un desastre”.
Lo bueno. Ante el escenario en que el candidato vencedor cumpliera la promesa de campaña de salir del TPP y del TLCAN, todavía existen reglas de comercio para Estados Unidos a través de la OMC. Efectivamente, la brecha entre las preferencias arancelarias otorgadas por Estados Unidos en el marco de la OMC (con base en el arancel de la nación más favorecida) y los aranceles preferenciales del TLCAN no es tan amplia para gran parte del comercio mundial. El flujo comercial que se rige por la reglas de la OMC equivale, cuando menos, al 70% del comercio mundial. Aunado a lo anterior, existen casi 600 páginas de disciplinas en materia de bienes, servicios y propiedad intelectual que seguirían aplicando al comercio de México y Estados Unidos. Esto es, el intercambio comercial con reglas claras, aunque no perfecto, continuaría existiendo.
Otro escenario sería que el TLCAN fuera denunciado por Estados Unidos o la posibilidad de que dicho país renegociara el TLCAN, sin embargo podría también presentarse una oportunidad para que México ponga sobre la mesa los temas pendientes que no fueron del todo resueltos por el TPP, por ejemplo, normas sanitarias, autos usados o servicios profesionales.
Lo malo. El escenario en el que procediera la ratificación del TPP sin Estados Unidos. Lo anterior, podría ser una oportunidad para abrir nuevos mercados a México y aminorar la dependencia comercial con este país, aunque por otra parte también podría resultar problemático permitir acceso al mercado mexicano a países sumamente competitivos en sectores sensibles de nuestra economía, por ejemplo, textil y calzado. Todo esto, tomando en cuenta que México ya cuenta con un instrumento comercial vigente con 4 de las otras 10 partes del TPP.
El escenario extremo, también señalado por el candidato ganador, en que Estados Unidos saliera también de la OMC, implicaría la “anarquía comercial”. En este caso, si bien no habría reglas para que Estados Unidos adoptara restricciones comerciales a cualquiera de los 164 miembros de la OMC, tampoco habría reglas para evitar que dichos Miembros pudieran imponer toda clase de barreras comerciales a bienes y servicios de Estados Unidos.
Las interrogantes. La primera interrogante que se plantea para México es si debería mantenerse en el TPP, a pesar de la posible salida de Estados Unidos. Sin duda, la salida de Estados Unidos plantearía un nuevo escenario para el que México no estaba preparado cuando negoció el TPP. La siguiente interrogante es qué tanto influirán los actores económicos ante un intento de denunciar o modificar el TLCAN. Se trata de una relación comercial cimentada a lo largo de más de veinte años que no puede destrozarse de un plumazo. Aquellos actores estadounidenses que permanecieron silenciosos durante todo este tiempo pero que han sido beneficiados por el TLCAN tendrán algo que decir ante una eventual denuncia o renegociación de este instrumento. Y que quede claro, los actores no sólo son lo que algunos denominan “las grandes transnacionales” sino aquellas medianas y pequeñas empresas que participan en los billones de dólares de importaciones de México a Estados Unidos. Son ellos, los actores del comercio, los que serán los contrapesos a las fuerzas proteccionistas. Son ellos los que deben coadyuvar a explorar las formas en que los beneficios permeen a toda la sociedad y mostrarle a aquellos que votan por cerrar las fronteras por qué el comercio internacional es importante y por qué vale la pena tener reglas. Por ello, el muro más importante que debemos preocuparnos por derribar es el del desconocimiento.
[1] Profesor Titular. Facultad de Derecho. UNAM. Juez del Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio Twitter: @ricardoramirezh