#LaVozDeLosExpertos

El turismo en México representa alrededor del 8.5% del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación. Para poder turistear se necesita al menos saber dónde poder poner tu tienda de campaña, pero déjenme ser más amplio y llamarlo alojamiento.

A la hora de viajar el ciclo es más o menos sencillo: el destino (dónde), las fechas (cuándo) y la duración (durante cuánto tiempo), el transporte (cómo) y el alojamiento (en dónde).

Dependiendo del presupuesto uno solía tomar la decisión del alojamiento. La duración del viaje suele influir en el lugar, pero especialmente por el presupuesto. Hay viajes donde unos se quedan en casas de amigos, otros acampan, otros van a hoteles de lujo o se quedan en resorts con programas todo incluido.

Pero en un país como México, donde el clima permite viajar todo el año y cuyos destinos geográficos, históricos o simplemente balnearios son impresionantes, el alojamiento se vuelve fácilmente un negocio regular, y no únicamente por algunas temporadas.

Pero no todas las ciudades o destinos turísticos se han desarrollado de la misma forma. Aunque muchas cadenas hoteleras tienen presencia en el país, nuevos modelos de hospedaje como el de Airbnb van tomando relevancia para mucha gente al poder generar ingresos sobre pasivos. Poder rentar un cuarto, un departamento, o hasta una casa desde Internet crece el universo de potenciales clientes y fuentes alternas de ganancias que antes pocos llegaban a aprovechar.

[Rento habitación para estudiante] es un cartel que ya existía en el pasado y era la fuente de ingresos para padres cuyos hijos habían dejado el nido o para estudiantes buscando dividir el gasto. Con Airbnb eso se mantiene, pero el ciclo de entrada y salida cambia, y un mayor retorno sobre el espacio es posible. Además te anuncias con la gente que sigue pasando frente a tu casa y agregas turistas de todo el mundo. Lo que no quedaba claro era el tema fiscal.

¿Si pagas impuesto de hospedaje en hoteles, por qué no se hace al utilizar aplicaciones?

Resulta que desde del primero de mayo de 2017 Airbnb retiene y paga impuestos turísticos en 127 entidades de Estados Unidos, y a partir del 1 de junio también lo hará en la Ciudad de México. Aunque ya sabíamos que a partir de este año se cobraría el “impuesto sobre hospedaje” cuando se contrataran los servicios de alojamiento a través de aplicaciones móviles, vale la pena celebrar que ¡es la primera vez que la normatividad está al día con la innovación!

No hay mucho #ruidoblanco, todo está en disposición para que el impuesto por la prestación de servicios de hospedaje en la CDMX sea aplicado. De hecho la tasa es de un 3% sobre el monto que recibe quien renta el espacio. Esto implica que puede subir la “tarifa de servicio” que Airbnb cobra a los anfitriones. Pero lo mejor es que todo lo administrativo lo ve directamente Airbnb, no hay que darse de alta y esas cosas como pasa con apps de transporte.

El negocio para los que ofrecen alojamiento, y para Airbnb, va muy bien. Durante el último año la llegada de huéspedes en México creció casi un 190% en todo México, y ¡cerca de 175% solo en la CDMX! En la Ciudad de México representó una actividad económica de mil 574 millones de pesos (el 3% son más de 47 millones de pesos). El anfitrión promedio consigue 35 mil pesos al año compartiendo su casa, lo que implica que dejará un poco más de mil pesos de impuestos.

Tendremos que ver dónde van a parar esos tres de cada cien pesos de aporte. De acuerdo con la comunidad financiera Rankia en México investigadores calculan que de cada tres pesos recaudados por hospedaje, dos se utilizan para promoción y el resto nunca se sabe a dónde para. Quizá es una política estilo Chava Flores: “te doy peso sobre peso, siempre hasta llegar a… dos.”

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