#LaVozDeLosExpertos

Cuando era niño y me sentaba en el piso frente a mis Legos, no era muy común que empezara armando algo en la base grande. Por lo general, hacía diferentes secciones de un vehículo, una nave o algo nuevo, y luego veía como embonarían. Muchos de los módulos quedarían separados, otros serían colocados a la fuerza, otros se modificarían y uno que otro llegaría a ser parte del proyecto entero.

Me llama mucho la atención la forma en la que el equipo de tecnologías y proyectos avanzados de Google (ATAP por sus siglas en inglés) ha logrado mantenerse como un módulo independiente pero que sigue dejando mucho de qué hablar en los últimos I/O (evento para desarrolladores de Google). En esta ocasión, la semana pasada, dedicaron unos 10 minutos a explicar su proyecto Ara, que busca desarrollar un espacio de hardware de libre uso para otros y que busca, se acople en lo que será un teléfono altamente modular.

Esto es algo así como un espacio donde todos podamos hacer nuestros bloques tipo Lego, para que quien busque una pieza especial o con alguna característica, pero que embone en el proyecto entero, pueda hacerlo y ofrecerlo a otros.

Cuando uno compra una cámara profesional, empieza a armar sobre ella diferentes lentes para diferentes tomas. Cuando armaba mi computadora en los noventa, buscaba las opciones para ir mejorándola con piezas a lo largo del tiempo. El problema era, y sigue siendo, la compatibilidad: tan es así que Steve Jobs decidió eliminarla y por eso es tan difícil “mejorar” nuestras Macs. De ahí, vino enseguida la frase del primer galardonado con el premio Turing: Alan J. Perlis: los módulos aumentan la probabilidad para que haya malentendidos; mucho #ruidoblanco.

Los esfuerzos por crear teléfonos modulares no es nuevo, de hecho existen empresas que han fracasado en el intento de traer este concepto a nuestra realidad. En 2008 vimos a Modu, de Israel, que ofrecía fundas para los teléfonos. Su actividad terminó en 2011 y meses después, Google compró sus patentes. Sus cubiertas ofrecían lo que hoy vemos estándar en todo teléfono: teclado, mp3 y el uso de manos libres.

Hacia 2014, Dave Hakkens, un diseñador holandés, introdujo el concepto de Phoneblocks o bloques de teléfono. Su principal narrativa iba alrededor del desperdicio que genera cambiar de teléfono, para obtener un beneficio extra con los de nueva generación. Sin duda, ayudó a generar conciencia, pero no muchas ventas. Terminó uniéndose a los esfuerzos de Motorola Mobility, bajo el paraguas de Google; muy probablemente en el equipo que se quedó dentro de la empresa después de que vendieran Motorola a Lenovo: el equipo de ATAP.

Ahora, su reto es promover que los desarrolladores hagan apps para Android y que los fabricantes estandaricen piezas para ARA.

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