Hoy Twitter tiene menos usuarios que Instagram. Nació enfocado en mensajes cortos que utilizaban pocos datos, el otro inició enfocada en lo visual.
Al principio, los tuiteros que se reconocían como famosos lo eran por lo que hacían, decían y lograban en comunidad; no por la audiencia que tenían. Pero hoy, los que hacen dinero de Twitter son los famosos, con muchos seguidores. Así es, ese dinero no va a Twitter, va al bolsillo del tuitero (y su agente).
El Influencer Marketing toma nuevas dimensiones con estas plataformas, sin duda. Por ejemplo: hay mucho dinero que va a deportistas reconocidos, artistas y conductores de televisión gracias a esto. Pero hay una infraestructura que pagar (eluni.mx/1NIKYcz) y aún más, cuando eres una red social como Twitter.
Por lo que entiendo, la gente que recibe dinero por tuits, no le regresa dinero por su uso a la compañía que invierte en software , ingenieros, ancho de banda, cables y fierros.
Escuchamos que @Snowden abre una cuenta, que @POTUS y @Pontifex_es mandan mensajes por ahí. Sí, hay gobernantes y Secretarías de Estado que han enfocado su presencia online en tener una cuenta. Algo útil para dar su postura oficial de forma rápida y sencilla al público, pero en especial a los periodistas y al círculo rojo.
También hay empresas que han mejorado su atención al cliente gracias a Twitter. De acuerdo con mis cálculos, la atención que he recibido de un Banco y de más de un proveedor de Internet, ha sido más rápida y mejor resuelta a través de mensajes directos (privados), tras un reclamo público en un tuit, que estando más de 45 minutos en espera de un representante.
Es claro que los Call-Centers generan resultados (y ganancias) al hacer uso de esta plataforma. ¿Pagan a Twitter por esto? Otro grupo importante son los periodistas, que hoy en día pueden decir que dependen de su stream (y su audiencia). Encuentran y siguen temas; comparten ligas, cifras o citan a empresarios, políticos o ciudadanos.
Ven la agenda, mueven la agenda y comprueban la agenda, todo desde una aplicación. Aunque a veces creo que todo pasa en una cueva, más que en la calle. Todo esto también ha generado una industria de software alrededor de la medición y administración de tuits.
Herramientas como Sherablee, Crowdtangle, Sprinklr, Chrimson Hexagon, incluso TweetDeck (que adquirió Twitter), son herramientas del día a día que muchas empresas pagan para analizar su reputación (en un círculo de menos de 400 millones de personas) online.
Así que si van a cocinar tuits, procuren tener una olla express, presión y vapor; son indispensables para un buen tuit. Agreguen a un tema que le interese al círculo rojo que sepan. Añadan alcance, para llegar a al menos a una persona con buenos seguidores (nada serio, solo seguidores).
Dejen reposar un segundo en el timeline. Finalmente, crucen los dedos porque alguien siga pagando la cocina; a los garroteros, al contador y que no dejen de pagar el gas o la luz.