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No, cuando hablamos del miedo que existe entre buena parte de la clase política de Sinaloa no hablamos del temor que provocan tanto El Chapo como su banda criminal.
Tampoco nos referimos al virus del zika, que pudiera causar estragos en la parte costera del estado.
No, en realidad nos referimos al más poderoso empresario local, Jesús Vizcarra, hombre de horca y cuchillo que logró lo impensable en Sinaloa; arrebatar al gobernador estatal el “derecho político” de elegir sucesor y hasta se dio el lujo de anular potenciales candidaturas independientes.
Jesús Vizcarra es hoy no sólo el más poderoso empresario de Sinaloa, sino el mayor productor y exportador de carne —SuKarne— de América Latina. Por eso es motejado como El Carnicero. Y por si fuera poco —o si no fuera suficiente—, El Carnicero Vizcarra es algo así como el empresario del sexenio.
Lo curioso es que gracias a ese poder político, El Carnicero consiguió no sólo vetar al candidato del gobernador saliente, sino que anuló todo intento por crear una corriente que en Sinaloa pudiera reproducir el “fenómeno Malova” o germinar un segundo Bronco, justo en la tierra donde —junto con Chihuahua—, nacieron los Bárbaros del Norte; camada empresarial de talento y talante, capaz de enfrentar a todo y a todos y que llegaron a la política para empujar la alternancia y la transición.
Pero la historia que hoy tiene al Carnicero en el centro de la política de Sinaloa viene de lejos. Resulta que en 2010 Vizcarra recibió todo el apoyo del entonces gobernador mexiquense, Enrique Peña, para alcanzar el gobierno de Sinaloa por el PRI. Sin embargo, el candidato Mario López Valdez salió del PRI, se movió a la franja independiente y fue apoyado por una coalición de partidos opositores al PRI que aplastaron al Carnicero.
Seis años después, el gobernador saliente, López Valdez, vetó a Vizcarra como sucesor, en prevención de una venganza política. La respuesta del Carnicero fue dejar caer todo el peso de su influencia. Por eso vetó al delfín del mandatario saliente y empujó a un bulto: el empresario Quirino Ordaz Coppel.
Y la prueba de que El Carnicero es “la mano que mece la cuna” en Sinaloa estuvo a la vista de todos, el 25 de enero, cuando en el acto de registro de Ordaz Coppel el más saludado, vitoreado, aplaudido y ovacionado en la sede del PRI en Culiacán fue el titiritero, no el títere. Jesús Vizcarra fue aclamado como ganador de la batalla.
A partir de entonces, El Carnicero compró plumas y papel periódico para “tasajear”, de manera grosera, al gobernador saliente, a los adversarios políticos de su títere, al PAN y, sobre todo, al Partido Sinaloense (PAS), que se negó a una alianza con Quirino Ordaz. Y es que de manera vulgar, al estilo del peor tablajero, los “amigos” de Vizcarra acusaron a Héctor Melecio Cuén de ser autor intelectual de la promoción de la Chapodiputada del PAN.
La carnicería apenas empieza en Sinaloa. Sin embargo, en el pecado, El Carnicero lleva la penitencia. Resulta que la alianza del PRI, PVEM y Panal puede estallar en mil pedazos en cualquier momento.
Y es que son contundentes las pruebas de que “los muchachos” de Vizcarra también llegaron tarde a las oficinas electorales para registrar la alianza que apoyará la candidatura de Quirino Ordaz. Alianza ilegal y tramposa.
Pero eso preocupa a pocos. La billetera de El Carnicero y su poder político lo pueden todo.
Al tiempo.
EN EL CAMINO. Otro milagro de Francisco. Yoko Ono fue traída a México por la Iglesia católica. Ver para creer.
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