La elección del domingo 7 derrumbó mitos “engañabobos” que, como fardos, cargó durante meses el proceso electoral.
Uno de ellos era que cancelado el informativo matutino de MVS —que conducía Carmen Aristegui—, los mexicanos vivirían el oscurantismo de la secuestrada libertad de expresión y que —por el artero golpe de la mafia del poder—, los electores serían engañados, burlados y sometidos por las perversas televisoras y radios al servicio del régimen.
Y es que escuderos de la conductora se encargaron de propalar la especie chabacana de que el momentum histórico del despido fue calculado perversamente para “dejar en la orfandad” a millones de radioescuchas que quedarían en manos de rapaces comunicadores que los engañarían cual incautos descerebrados.
Pero hete que echaron a la conductora y las libertades siguieron de pie, los radicales continuaron su vandalismo, Morena su chabacano populismo y la elección del domingo 7 ratificó que sigue viva y vigente la libertad de expresión. Con o sin conductores complacientes con AMLO y sus causas, la democracia puso a cada quien en su sitio.
¿Y entonces qué pasó? ¿Por qué sin la libertad de expresión que habría muerto con el despido de la conductora, ganó la Morena de AMLO? ¿Por qué perdió el PRD? ¿Por qué el PRI disminuyó sus votos y hasta fue posible el nacimiento de broncos locuaces dizque independientes que son gobernadores? ¿Habría sido la mano divina?
No, el montaje de la conductora fue eso; montaje engañabobos. Y si tienen dudas, van unas líneas del recurso de revisión al amparo promovido por la conductora, en donde la defensa exige al colegiado la reinstalación inmediata porque de ella —de la conductora—, depende el futuro de la nación y de sus libertades en el momentum electoral.
Dicen partes del recurso presentado por el abogado Cortina el 27 de mayo de 2015: “Es necesario que se resuelva desde este momento sobre el regreso de la señora Carmen Aristegui al aire en su espacio de noticias… en cuanto a que ya han iniciado las campañas electorales, el importante y atractivo evento de las elecciones para cargos públicos del próximo 7 de junio, en donde la labor de información y opinión de la señora Carmen Aristegui es sumamente relevante”.
“El voto debe ser informado y gran parte de la información que los ciudadanos tienen para decidir por quién han de votar no proviene sólo de los propios candidatos a los cargos públicos, sino de los medios de comunicación y, particularmente de los periodistas, de los que dan noticias y emiten su opinión como es el caso de la señora Carmen Aristegui”.
“Es por ello que de reservarse hasta la sentencia definitiva la suspensión que se solicita para que se restituya a la señora Aristegui en su espacio informativo se negaría a la sociedad la posibilidad de poder formarse una opinión más crítica para efectos del proceso electoral 2014-2015 que sólo se cita como ejemplo palpable e incontrovertible pero que no soslaya el acontecer cotidiano, el momentum histórico, la importancia y relevancia de los eventos de cada día convertidos en información en análisis, en reflexión profunda”.
“Tampoco puede ignorarse el daño irreparable que conlleva la consecuente pérdida de audiencia ganada, la audiencia sin comunicador se dispersa, se compara a la orfandad que genera la necesidad de un remplazo por otra opción ante el despojo del espacio que resultará imposible o de muy difícil posibilidad de superar”
Dice, palabras más o menos: “la libertad de expresión soy yo; sin mí, el caos”. Al tiempo.
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