El domingo 7 de junio en Nuevo León se juega mucho más que el cambio de gobierno estatal, alcaldías y Congreso de la entidad emblema del desarrollo nacional.

Pocos saben que, por ejemplo, en Nuevo León se ensaya la viabilidad de una potencial candidatura presidencial independiente, arropada por algunos poderosos hombres del dinero; los mismos que en su momento han apostado por el PRI, PAN y PRD y que a la vuelta de los años se dicen decepcionados de los partidos.

En Nuevo León otros intentan sepultar a los partidos políticos como los conocemos. Y es que son muchos los interesados en suplantar a los partidos y, en su lugar, empujar la idea del fracaso partidista y de que la mejor alternativa son las candidaturas independientes.

Por eso, en Nuevo León se inventó un producto electoral mediático al que se intenta vender como candidato independiente y que —en teoría—, sería capaz de derrotar al PRI y al PAN, en una suerte de reedición chabacana del “fenómeno Fox”. El invento mediático se vende en todas las esquinas con el mote de El Bronco.

Pero en Nuevo León también se pone a prueba la vigencia de antiguos poderes fácticos que han sometido a los gobiernos estatales, lo mismo en los tiempos del partido único que en la alternancia en el poder. Es decir, que la sucesión en Nuevo León pasa por la pelea del diario El Norte-Reforma con el gobierno saliente del PRI —de Rodrigo Medina—, al que el influyente grupo mediático pretende cobrar afrentas de su gobierno.

Por eso, El Norte y Reforma apoyan todo y a todos aquellos que buscan tirar la candidatura priísta de Ivonne Álvarez. Por eso el grupo mediático es el poder fáctico más interesado en el crecimiento engañoso de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, verdadero espejismo electoral con el que se pretende engatusar a los electores de Nuevo León.

Y es que Jaime Rodríguez Calderón puede ser muchas cosas menos un candidato independiente. En rigor, El Bronco es la versión populista del PRI y la pelea del supuesto “candidato independiente” contra el PRI en realidad es una lucha de hermanos tricolores, en una elección considerada “la joya de la corona” por el PRI y por el gobierno federal.

Pero, como ya se dijo, Nuevo León también es estratégico para un sector político y económico que utiliza a los regios como conejillos de indias para inaugurar las candidaturas independientes a gobiernos estatales. Y de lograr una eventual victoria de El Bronco, el siguiente paso es convertir a Nuevo León en laboratorio para una potencial candidatura presidencial independiente en 2018.

¿Y quiénes están detrás de esa apuesta suicida? Influyentes sectores académicos, poderosos grupos políticos e interesados mecenas de la empresa y la industria. Todos, desde sus respectivas trincheras han estimulado la idea del fracaso de los partidos —no sin razón—, el fracaso de los candidatos de partido y del voto mismo. Y todos estimulan y financian la idea de las candidaturas independientes, como si se tratara de la panacea.

Lo que no dicen a los ciudadanos aquellos interesados en la fórmula milagrosa de candidatos independientes es que pueden existir partidos sin democracia, pero no existe democracia sin partidos. Y abundan los ejemplos de gobiernos sin partido; verdaderos desastres para la naciente democracia mexicana. ¿Los recuerdan? Oaxaca, con Gabino Cué, y Puebla, con Rafael Moreno Valle. Eso sin contar las llamadas “dictaduras democráticas” como Venezuela, Ecuador y Bolivia. ¿Eso quieren en Nuevo León? Al tiempo.

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Twitter: @ricardoalemanmx

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