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David Avitia Torres era un político y empresario duranguense dueño de una fortuna considerable. Había sido diputado local y presidente municipal —por el PRI— de Santiago Papasquiaro. Hasta 2008 era amigo de Ismael Hernández Deras, entonces gobernador y de Jorge Herrera Caldera, en esa fecha alcalde de la capital de Durango.
El 19 de septiembre de 2008, desconocidos dispararon contra la Suburban en la que viajaba David Avitia Torres, quien murió al instante. Al momento de su muerte, Avitia presidía la Unión Ganadera Regional de Durango.
La camioneta en la que viajaba el empresario quedó inservible. Al parecer los asesinos no sólo iban a matarlo sino que pretendían enviar un mensaje de poder y terror. El crimen fue salvaje y se cometió frente a la Procuraduría General de Justicia local.
Apenas el 26 de abril de 2008 —cinco meses antes del asesinato— David Avitia había inaugurado el “Hospital Rebren”, con la presencia del gobernador, Hernández Deras —principal socio en el negocio— y del alcalde, Herrera Caldera.
Se trataba de todo un acontecimiento. El “Hospital Rebren” era el más moderno de Durango y según crónicas periodísticas “una opción de calidad mundial en Durango”.
Como queda claro, el asesinato de David Avitia Torres no fue uno más. Sin embargo, a pesar de la relevancia del hecho, poco se hizo para investigar el móvil y castigar a los responsables.
Lo curioso es que a la par de que en Durango pronto se olvidó el crimen, dos años después comenzó una cacería contra la familia de David Avitia. Uno de sus tres hijos varones, regidor del PRI en Santiago Papasquiaro, fue acribillado. Su rostro quedó desfigurado por más de 50 impactos de cuerno de chivo. Los dos hijos restantes fueron desaparecidos. La fortuna de Avitia Torres parecía quedar a la deriva.
La única hija mujer, Brenda María Avitia Romo, está escondida en algún lugar del mundo, en donde emprendió la búsqueda de los asesinos de sus familiares. En 2014 finalmente logró que se fincara responsabilidad.
Resulta que el empresario David Avitia Torres caso en segundas nupcias con Erika Guzmán Rojas, quien se desempeñaba como empleada en el Comité Directivo del PRI en Durango. Luego del crimen, la hija del empresario ultimado logró que una línea de investigación se orientara hacia su madrastra, quien habría planeado el asesinato de Avitia Torres.
El 9 de diciembre de 2014 se cumplió la orden de aprehensión en contra de Erika Guzmán Rojas, como presunta responsable de los crímenes contra la familia Avitia, a la que pretendia despojar de sus bienes. Según su declaración preparatoria pidió el apoyo de Hugo Rosales Badillo el abogado del diablo para que fuera su defensor. En ese momento Rosales Badillo se desempeñaba como “asesor jurídico” de Ismael Hernández Deras y después se convertiría en secretario de Gobierno de Jorge Herrera Caldera.
En su declaración como imputada —documento en poder del portal @LetraRojaMx—, Erika Guzmán Rojas confirma que, en su presencia, Hugo Rosales Badillo pactó con César Arizmendi, alias El Indio y Amado Núñez Meza, alías El M11 —criminales pertenecientes al cártel de El Chapo—, que le brindarían protección a cambio del 15% de la fortuna de su esposo.
En toda la trama el PRI, y el poder que de él emana, es el cemento que mantiene unidos a los actores.
Al tiempo.
(Mañana, Asesor jurídico de Durango y asesor financiero del narco)
EN EL CAMINO. El CEN del PRI desmintió que Hugo Rosales pertenezca a ese partido. Y sin conocer toda la historia, el gobierno de Durango dice que es guerra sucia.
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