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La reacción de los Cavaliers de Cleveland llegó muy tarde. El triunfo ante los Warriors de Golden State, en el cuarto juego de las Finales, solamente maquillará la serie, que ya tiene a Kevin Durant con una mano en el trofeo Larry O’Brien.
Ningún equipo ha conseguido remontar un 0-3 y los Cavs han demostrado que no son capaces. Sí, anoche jugaron muy bien, pero no olvidemos las palizas recibidas en California, donde el poderío ofensivo de los Warriors aplastó a LeBron James y compañía.
Esta larga postemporada simplemente ha servido para que Golden State presumiera su nivel.