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Por ahora, Andrés Manuel López Obrador tiene mucho en su favor para ganar la contienda presidencial de 2018. Pero como siempre, se da a la tarea de despilfarrar su capital, su ventaja y su oportunidad. Dice que la tercera es la vencida. Pero sería en su contra. Ya lleva dos derrotas.
Convertido en dirigente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena por unanimidad el pasado fin de semana, el dos veces candidato a la Presidencia tiene los más de los factores bajo su control necesarios para acceder a ese puesto dentro de tres años.
Para tratar de ganar, el ex dirigente nacional del PRD ha recorrido todo el país varias veces. Desde que perdió por primera vez en 2006, ha estado en campaña permanente.
Con el despliegue de una intensa actividad político-mediática en todo el territorio, un contacto directo con la gente, un discurso enfocado a señalar muchos de los problemas que envuelven y duelen a la sociedad y una muy buena ubicación en las encuestas, parece imparable rumbo a Los Pinos dentro de tres años.
Pero aún con el paso que lleva en este momento, se encontrará con una barrera infranqueable. La misma que le ha impedido ser lo que tanto desea. Con su soberbia y cerrazón, que se niega siquiera a moderar, su lucha por trascender como presidente no pasará de ser historia.
En sus catilinarias, es idéntico a sí mismo. No ha cambiado los objetivos de sus críticas. Ha soslayado y olvidado a quiénes se enfrenta. Lo que llama la mafia del poder, o sea la clase política, es apenas la parte visible del verdadero valladar que en su momento puede ser capaz de impedir que llegue a sentarse en la silla presidencial.
Quienes se oponen radical y rotundamente a que AMLO llegue a gobernar, son todos a quienes él mismo nombra potentados. Son los hombres del dinero. Los que tienen en sus manos la economía. Los que, a través de los políticos, o en el mejor de los casos junto con ellos, gobiernan realmente al país.
¿Aceptará el capital poner en juego su proyecto, que tanto tiempo le ha llevado cristalizar, en nombre de la democracia o del pueblo, permitiendo que se hagan efectivos, para que su enemigo acérrimo gobierne?
La respuesta clara, categórica y, si Andrés Manuel López Obrador la quiere definitiva, es… ¡no!
La oligarquía nunca estará dispuesta a perder lo que ha ganado. Hará lo que sea para incrementarlo. Sabe que el falso redentor de la supuesta izquierda actuaría con rencor, ánimo de venganza, radicalismo e intransigencia. Y frente a eso, no va a correr ningún riesgo.
En la eventualidad de entronizarse en el máximo poder político, AMLO trataría, como lo ha advertido insistentemente, de revertir algunas de las acciones y decisiones con las que el grupo de poder económico ha obtenido mayores beneficios. Y no lo va a permitir.
Incluso, es ahí donde radican los fundamentos del slogan de campaña que siempre se ha utilizado en su contra y que reza: “AMLO, un peligro para México”.
¿Cabe la racionalidad política, susceptible de provocar un vuelco para que en las próximas elecciones se dé una contienda auténticamente democrática y se reconozca la victoria de AMLO, si la consigue?
Si la política se asume esencialmente como razón, eso es posible. Pero requeriría que previamente dejara de estigmatizar a los empresarios y se comprometiera explícitamente con ellos a hacer un ejercicio del poder en el que siguieran teniendo una amplia participación en la economía. Ellos podrían prometer, a su vez, alguna consideración para el resto de la sociedad.
Sobre ese eje, al que habría que añadir otros elementos, todos ganaríamos. México daría un paso firme hacia la verdadera democracia. Viviríamos en un ambiente de paz, solidaridad, seguridad y concordia. Sí, ese cambio es posible. Pero de AMLO cabe esperarlo con reservas. Y si no es capaz de ser un tirano contra sí mismo, jamás llegará a la Presidencia.
SOTTO VOCE… A más de uno (entre aspirantes, suspirantes y familiares de unos y de otros) debió haber preocupado en demasía la altísima calificación que obtuvo el licenciado Miguel Ángel Osorio Chong en la encuesta nacional de EL UNIVERSAL/Buendía&Laredo sobre la intención de voto para las elecciones presidenciales de 2018… Aurelio Nuño lleva un buen récord en el proceso de aplicación del examen a los maestros en todo el país. Este fin de semana será su prueba de fuego en Oaxaca. Si pasa esa aduana, vendrán luego Guerrero y Chiapas. Y si mantiene los buenos resultados, el titular de la SEP habrá logrado un éxito que dirá mucho en su carrera política… De acuerdo con lo que señalan expertos, el tren México-Toluca será una gran solución para la movilidad de aproximadamente 150 mil personas por día que viven en el estado de México y laboran o residen en el Distrito Federal. Será una de las obras con infraestructura y tecnología de las más modernas y eficientes del mundo.
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@mariobeteta