La izquierda tradicional podría unificarse para potenciar sus posibilidades de conquistar la Presidencia de la República en su tercer intento. Pero él, arrogante y rencoroso como siempre, podría mandarla “al diablo”, como es su costumbre con todo, y entrar de lleno en su fracaso político histórico.

Alejandro Sánchez Camacho, secretario de Acción Política y Estratégica del PRD, acaricia la idea de que Andrés Manuel López Obrador, si se mantiene como líder en las encuestas, sea el candidato de “unidad” de las izquierdas en su momento. Está por construir esa plataforma con los demás partidos.

Lo hace con el argumento de que ninguna organización, ningún candidato, solos, podrán derrotar al PRI en la justa presidencial de 2018. Es incontestable. Y habría que decir igualmente que si se diese una candidatura independiente, se presentaría el mismo escenario.

Pero también hay que referir los motivos ocultos del estratega perredista. El PRD, como Movimiento Ciudadano, PT y todos los grupúsculos que se asuman como de “izquierda”, que como ideología en rigor reposa ya en el museo de las antigüedades, buscan un candidato con el mayor margen de oportunidad para ganar, lo cual sería bastante difícil en cualquier caso. Lo que quieren, sobre todo, es no perder el registro y los privilegios que éste conlleva.

Contemplados con objetividad cada uno de los posibles aspirantes a la “La Grande” en las filas del PRD, no tiene a más de dos figuras con alguna perspectiva de éxito. Y si su abanderado no cuenta en con el respaldo de otras fuerzas, prácticamente estaría condenado a la derrota.

Los demás seudoizquierdistas no son más que viles oportunistas que están a la caza de algún ciudadano que haya hecho algo para alcanzar cierta notoriedad y que, por su aceptación social ganada personalmente, sea capaz de convocar, unificar a la gente en la lucha electoral y ganar un cargo en las urnas.

Empero, la apelación a ese recurso ha degenerado con bastante frecuencia en fraudes, decepciones, corruptelas y crímenes. Los ejemplos sobran.

De Andrés Manuel López Obrador se ha dicho que es un peligro para México. Sobre esa idea, en parte, se le ha cerrado el camino a la Presidencia de México. Y de unificarse la izquierda para postularlo, de ese rango quizá pasaría a un status monstruoso. Sería absolutamente insoportable. Tal vez sería la condición para que su rechazo fuese generalizado.

Con su partido, Morena, y si su salud se lo permite, es ya uno de los seguros candidatos a la lista de 2018.

Engreído, permanentemente ensoberbecido; apoyado en un trabajo de años entre la población, en campaña permanente, puntero en las encuestas, quizá se dé el lujo de menospreciar un eventual ofrecimiento formal del PRD, PT y Movimiento Ciudadano de una candidatura común, si éstos se ponen de acuerdo.

Anclado en la utopía de que el poder es del pueblo y para el pueblo, mantiene la convicción de que éste lo llevará al poder en la última oportunidad que apunta a tener con una izquierda que busca una tabla de salvación. Quizá eso lo lleve a darse un tiro en un pie rechazándola.

Pese a que el tema de la sucesión está instalado cada vez más plenamente en la vida de los mexicanos, falta mucho camino. Las posiciones de algunos actores, las expectativas de los partidos, las encuestas, son coyunturales.

De lo único que se puede estar cierto sobre ese proceso ahora, es que se acentuarán las disputas inter e intrapartidistas por el cargo político más importante. La gran interrogante es cómo se va a definir el voto ciudadano, ya que en el discurso, las promesas para resolver las demandas ciudadanas serán muy similares y la falta de credibilidad entre el electorado es casi unánime. Serán clave el músculo y el perfil de los candidatos para atraer el “voto duro”.

SOTTO VOCE… José Antonio González Fernández exhibió el martes pasado, durante la celebración de su cumpleaños, el gran poder de convocatoria que tiene y que deriva de su decencia, honestidad y lealtad hacia sus amigos. Merecida también la designación de su hijo, Gemi José González López, como nuevo cónsul de México en San Francisco, California. Su eficiencia, transparencia y eficacia en los sectores públicos y privado garantizan su buen desempeño como representante de México en el extranjero… Cuauhtémoc Blanco, presidente municipal de Cuernavaca, debería poner atención en lo que, según es vox populi, están haciendo sus subordinados… ¿Por cuánto tiempo podrá sostener el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, a su procurador, Roberto Flores Treviño, acusado de cometer irregularidades en casinos de Las Vegas?.. Al parecer, el primero en la lista de los que pagarán las consecuencias de haber quebrado a esa entidad será Jorge Domene Zambrano, hombre detrás del poder durante la administración de Rodrigo Medina.

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@mariobeteta

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