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Las elecciones del pasado 7 de junio provocaron un vuelco en la historia de México. Rompieron todos los paradigmas de la política. Deshicieron todos los escenarios e inauguraron posibilidades insospechadas para el porvenir en todos los órdenes.
El nuevo panorama, inimaginado hace sólo unos días, deriva de la ineficacia y el enorme costo del sistema de partidos. Del hartazgo de la gente por la corrupción. De la nueva legislación electoral que permite las candidaturas independientes. De la inteligencia y sensibilidad; determinación y valor de la gente para generar cambios por la vía pacífica. Y, naturalmente, del arrollador triunfo de Jaime Rodríguez, El Bronco, en los comicios para gobernador de Nuevo León.
El ex militante por 33 años en el PRI, ex diputado federal y local y ex alcalde de García, será el eje central de mucho de lo que está por venir. La condición es que no falle. Que no se convierta en una desilusión como la de los sexenios panistas, que perdieron la oportunidad de mantenerse en el poder.
Las declaraciones, el discurso y la conducta de El Bronco permiten suponer que será diferente. Parece tener algunas de las virtudes cardinales del político. Si las conserva, será un fuerte candidato a la Presidencia dentro de tres años.
Las cualidades que el Príncipe necesita para gobernar bien, de acuerdo con los clásicos antiguos y modernos, son: Prudencia, que incluye visión, cuidado y conocimiento. Templanza, que comprende honradez, sobriedad y continencia. Fortaleza, que lo capacita para la magnificencia permanente, le da paciencia y constancia en las adversidades y sentido de justicia, la que lo lleva a actuar con piedad, caridad, y desdén por lo efímero, y sabiduría, que engloba razón, inteligencia, circunspección, sagacidad y modestia.
De una reciente entrevista (La Jornada, 9-VI-2015. p. 10), asoma lo que es Rodríguez a la luz de la concepción filosófica que se tiene del político ideal, del estadista.
Dijo: “…el gobernador no es el dueño de las decisiones. Tampoco lo son los diputados… Todos nos debemos a los ciudadanos”, lo cual contiene respeto a la soberanía popular y la disposición de que todos los poderes sirvan a la sociedad.
Su advertencia de que partidos y diputados “…tienen que acordar lo que a los ciudadanos les convenga; no pueden decidir lo que a ellos se les ocurra ni a nosotros en el gobierno”, es la simiente, la convicción de poner todo el poder al servicio de toda la ciudadanía.
Y cuando dice que “…Voy a observar el gobierno y me voy a meter en esta etapa de transición (…). Tengo que sentarme a pensar tranquilamente… para no responder a una expectativa falsa”, se infiere que quiere saber muy bien qué hay para empezar a trabajar y cómo lo va a hacer.
Si aunado a eso comienza una lucha contra la corrupción y la impunidad, organiza bien su equipo, atiende los problemas prioritarios, le sigue dando lo mismo su vida (de cierta modestia), como dice, y muestra congruencia entre el decir y el hacer con moderación, sensatez y mesura, no sólo será ejemplo para la mayor parte de los políticos, sino que, por imitación y ejemplo, abonará a la construcción de una clase gobernante y de una sociedad mejor y distinta, con lo cual México ganaría bastante.
“El poder marea a los tontos y enloquece a los inteligentes”, se asegura que postuló Enrique González Pedrero. Hay quienes atribuyen esa expresión a Fernando Gutiérrez Barrios.
Dice un cercano de Rodríguez: “Si El Bronco no se marea ni enloquece… ¡aguas! con él para 2018”. Empezar a gobernar bien Nuevo León, es condición para que pueda escribir una página aún más deslumbrante dentro de tres años.
SOTTO VOCE… Hay voces que comienzan a escucharse en el CCE y CMHN, en el sentido de que se debe estudiar el perfil de quien pudieran postular como candidato independiente del sector privado para darle todo el apoyo rumbo al 2018… Luis Castro, líder del Panal, jugará un importantísimo papel en el equilibrio de la balanza de la próxima Legislatura… Con el papelazo que hicieron en las pasadas elecciones, varios gobernadores extraviaron su futuro político y cancelaron sus aspiraciones para seguir ascendiendo en la escalera del poder… José Calzada Rovirosa se había hecho una imagen de “buen gobernante” en Querétaro, pero... perdió su candidato. Su soberbia y vanidad hicieron que se confiara y llegara a proclamar abiertamente que primero sería secretario de Estado y luego presidente de la República. Al parecer ya ni en Los Pinos le toman las llamadas.
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@mariobeteta