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Corre la cuenta regresiva para Marcelo Ebrard. Se aproxima para él lo inexorable. La maquinaria está por arrancar. No tiene defensa. En cualquier momento lo alcanzará su pasado inmediato. Lo arrollaría su tren… el de la Línea 12 del Metro.
Para eso, no importa que busque escaparates mediáticos en el extranjero. Ni que trate de disimular serenidad, seguridad y confianza en sí mismo. Sabe que está atrapado y sin salida. Se comenta en todos lados. Se confirma en varias fuentes. Es vox populi que de un momento a otro podría producirse su caída.
Frente a ese escenario, no importa que con toda la sangre fría y/o el más absoluto cinismo, haya ido a decir a Jorge Ramos, de Univisión, que se preparó toda su vida para ser presidente de México. Jamás alcanzará esa meta. Y lo sabe.
En la entrevista que pudo concretar mañosamente en Estados Unidos, se mostró como una verdadera anguila engrasada.
Con respuestas cortas y negativas reiteradas a preguntas filosas y concisas, dijo que no es rico ni le gustan los relojes. Que uno de 14 mil dólares fue un autorregalo de bodas. (Tres meses de sus “raquíticos” ingresos declarados). Rechazó que la Casa Rosada sea producto de actos ilegales e inmorales cuando fue jefe de Gobierno del DF. Y que nunca ha estado en conflicto de intereses.
Pero aún por momentos, los nervios no lo dejaron. Sudaba. Temblaba. Se le bajaban los espejuelos. Se cubría el rostro como para que sus respuestas no se escucharan. Sobre todo cuando tuvo que responder sobre dinero.
Fue “modesto”. Le bastan 2.5 millones de pesos al año para vivir cómodamente. Los obtiene de las conferencias que ofrece en tantos lugares donde seguramente quieren oírlo con avidez. Deja en claro que no tiene fortuna en dólares, pero reconoce que sus hermanos sí. Y que además la sacaron del país por la inestabilidad cambiaria.
No puede evitar una confesión. Se equivocó en 2012 al dejar a AMLO la candidatura presidencial. Podía haber impugnado el resultado por los cuatro puntos de diferencia que había. No lo hizo, dice, por lealtad. Y se ufana de que jamás dice mentiras.
¡Tan lejos 2018 y tan cerca su desilusión por alcanzar ese año como candidato presidencial!
Lo sabe. Y lo justifica. Con los ataques que, paranoicamente, ve venir desde el gobierno. “Es… para que no participe yo en el 18. Es un 18 anticipado. Que no esté en la contienda, no pueda estar en la boleta y no pueda participar. Desde ahora lo quieren resolver”.
Y aunque le falta la etapa más negra y triste de su carrera y de su vida, se da ánimo. Anuncia que en tres años buscará la unidad de la izquierda. Para evitar que la contienda presidencial sea “un día de campo” para el PRI. Sueños.
Sueños porque quemó todas sus naves. Dinamitó todos sus puentes. Y sólo pudo concesionar a última hora todos los deprimidos, por lo que, se dice, recibió también cantidades multimillonarias.
Sólo le queda el recurso de la fuga hacia adelante. A donde tendrá que ir aún en contra de su voluntad. Y donde seguramente lo esperaría lo que ya debió imaginar una… y mil veces.
Lo que todos debemos admirarle, o reprobarle, es su sangre fría y su capacidad histriónica para seguir burlando a la opinión pública. Pero quizá ya no a las autoridades.
SOTTO VOCE… El subsecretario de Desarrollo Social y Humano de la Sedesol, Ernesto Nemer Álvarez, fue reconocido como Miembro de Número por La Legión de Honor de México. Esa distinción se otorga a quienes destacan por su desempeño profesional y laboral y fortalecen las instituciones democráticas… En vísperas de las elecciones, partidos y políticos juegan con el electorado. Lo burlan. Lo ignoran. Traban alianzas. Endosan intenciones de voto como si fueran propias. Las negocian. Ellos ganan. La ciudadanía pierde… El Ariel que otorgó la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas al documental histórico El Penacho de Moctezuma, Plumaria del México Antiguo evidencia que haciendo bien las cosas, la televisión pública, como en otros países (EU, Inglaterra, Holanda) podría convertirse en una magnífica alternativa para las nuevas cadenas de TV abierta.
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@mariobeteta
