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Algunas agencias de seguridad en Estados Unidos realmente parecen obstinadas en poder materializar la existencia de la Policía del Pensamiento, la cual, en 1984, en la novela política de ficción distópica escrita por George Orwell a finales de la década de 1940, desempeñaba las funciones de un avanzado panóptico al detalle, que inclusive regulaba la vida íntima de las personas. La CIA se ha convertido en el erfecto ejemplo de ello.
Esta semana WikiLeaks dio a conocer detalles de uno de los programas de espionaje encubierto que realiza la CIA. En esta entrega, designada por WikiLeaks como “Year Zero”, la primera de siete entregas de “Vault 7”, se incluyen 8 mil 761 documentos y archivos de una red aislada y de alta seguridad situada dentro del Centro de Ciberesferencia de la CIA en Langley, Virgina.
Sobre los antecedentes de Vault 7, WikiLeaks refiere que a finales de 2016, la división de piratería de la CIA, que es parte del Centro para la Inteligencia Cibernética (CCI) de la agencia, tenía más de 5 mil usuarios registrados y había producido más de mil sistemas de hacking, troyanos, virus y otros programas maliciosos. En síntesis: la CIA había creado su propia Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA).
La CIA recientemente perdió el control de la mayoría de su arsenal de hackers, incluyendo malware, virus, troyanos, exploits de "día cero", sistemas de control remoto de malware y documentación asociada. El repertorio representa millones de líneas de código que dan a su poseedor toda la capacidad de hackeo de la CIA.
El archivo del cual perdió control la CIA parece haber sido distribuido entre antiguos hackers y contratistas del gobierno estadounidense de manera no autorizada. Uno de ellos fue precisamente filtrado a WikiLeaks. El archivo en cuestión comprende documentos fechados entre 2013 y 2016 y representa la filtración más grande de información confidencial de la CIA en su historia.
"Year Zero" contiene información del programa de piratería encubierta global de la CIA, y en particular sobre su arsenal de malware y decenas de exploits armados de "día cero" contra una amplia gama de productos de compañías estadounidenses y europeas. La CIA dispone de una extensa biblioteca de técnicas de ciberataques para emprenderlos y responsabilizar a otros países.
Un programa en desarrollo buscaba infectar los sistemas de control vehicular de automóviles y camiones modernos. Wikileaks señala que ese programa en particular permitiría a la CIA cometer asesinatos imposibles de detectar.
Algunas herramientas permiten asumir el control de dispositivos Apple, Android y Samsung e intervenir casi todos los sistemas operativos, incluidos Linux y Microsoft.
Además la CIA y algunas agencias de inteligencia de países aliados lograron evadir la protección de sistemas de cifrado en teléfonos y servicios de mensajería como Signal, WhatsApp y Telegram tomando control del aparato mismo. Los espías cibernéticos pueden obtener mensajes de audio y texto antes de que ser cifrados por los servicios de privacidad de las mencionadas compañías.
Julian Assange sentenció: "existe un riesgo extremo de proliferación de armas cibernéticas”.
Líneas de Orwell resultaron premonitorias al anticipar la conversión del sueño americano en una agobiante pesadilla digital global.