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En días pasados, Edward Snowden, quien en junio de 2013 dio a conocer a través los diarios The Guardian y The Washington Post documentos clasificados como ultrasecretos por el gobierno de Estados Unidos, sobre programas de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), incluyendo información relativa a los programas de vigilancia masiva PRISM y XKeyscore, se pronunció sobre la controversia entre el FBI y Apple en el marco de una conferencia organizada por la ONG Common Cause.

El 2 de diciembre de 2015, en el Centro Regional del Interior, en San Bernardino, California, se registró un tiroteo masivo y además, los terroristas involucrados, pretendieron estallar explosivos. El saldo de tan reprobable acto: 14 personas muertas y 22 resultaron heridas.

El 9 de febrero, el FBI se declaró incapaz de poder desbloquear un iPhone 5C, propiedad de Syed Farook, uno de los tiradores, por lo que solicitó a Apple Inc., crear una nueva versión del sistema operativo iOS del teléfono que podría ser instalado y ejecutado en la memoria de acceso aleatorio del teléfono para desactivar ciertas características de seguridad.

A través de Tim Cook, CEO de Apple, la firma de Cupertino dio a conocer su rotundo rechazo a la petición del FBI. En respuesta, la unidad de investigación consiguió que un juez federal girara una orden judicial destinada a obligar a Apple crear y proporcionar el software requerido.

Apple ha manifestado su intención de oponerse a la orden, destacando los riesgos de seguridad que la creación de una puerta trasera plantearía hacia sus clientes. Cook calificó la petición como un “precedente peligroso”.

No pocas celebridades en la Economía del Conocimiento han expresado solidaridad hacia Apple. Por ejemplo, Sundar Pichai, CEO de Google, quien a través de Twitter declaró que la resolución del juez federal instalaría a las empresas tecnológicas en posición de piratear los datos a sus propios clientes, para ponerla al servicio del FBI, lo cual es inadmisible.

En cambio Bill Gates se pronunció a favor del FBI, colocando a Microsoft en una posición definitivamente incómoda. Imposible no suponer que Microsoft se ha prestado con anterioridad a las exigencias del FBI o la NSA.

De acuerdo con Edward Snowden, el FBI definitivamente no necesita de Apple para desbloquear ese iPhone. En su perfil en Twitter compartió un artículo publicado por Daniel K. Gillmor, reconocido experto en seguridad, el siete de marzo.

Gillmor denuncia que el FBI pretende que pensemos que este caso se trata de un solo teléfono, utilizado por un terrorista. Pero en realidad es una delicada expresión de poder. En lo sucesivo el FBI o similares instituciones “pretenderán obligar a los proveedores de software y hardware para construir, suministrar y dar fe de códigos debilitados deliberadamente. El FBI quiere debilitar el ecosistema que todos dependemos para el mantenimiento de nuestros dispositivos todo-demasiado-vulnerables”.

Reparemos nuevamente en la declaración de Edward Snowden: el FBI no necesita de Apple para desbloquear ese iPhone. ¿En realidad, qué persigue entonces el FBI?

Gillmor atinadamente señala: “Si [el FBI] gana, las próximas actualizaciones de software traerán un dilema complicado para el usuario: al pedirnos su instalación, no sabremos si se trata de una orden de una agencia gubernamental o si en realidad supone una mejora para el sistema operativo”.

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