Más Información
"Grave error" dejar a Marko Cortés como líder en el Senado, advierte Adriana Dávila; PAN debe desligarse de liderazgos fallidos, afirma
Morena prepara nueva reforma constitucional para prohibir maíz transgénico; "sin maíz no hay país": Monreal
Último fin de semana del 2024 registra 171 asesinatos: SSPC; en promedio mataron a 57 personas por día
Oposición rechaza postura de Morena sobre revueltas por dichos de Trump; “está fuera de la realidad”, acusan
INE debe determinar si Morena puede promover el voto en la elección judicial: Sheinbaum; “importante que todas las autoridades participen”
Tras los reprobables actos de terrorismo registrados en París durante el macabro viernes 13 pasado, dos días después, el domingo 15, el grupo de ‘hacktivistas’ Anonymous dio a conocer el inicio del operativo #OpParis (Operation Paris), cuyo principal objetivo es desbaratar el complejo aparato propagandístico que el Estado Islámico (ISIS) ha logrado establecer y desplegar en Internet. No pocos medios informativos manejaron tal noticia como si se tratara de una declaración de guerra, pasando por alto que Anonymous en realidad dio inicio a su ofensiva contra el ISIS en el mes de enero del año en curso, tras la matanza realizada en las instalaciones de la publicación Charlie Hebdo [el video de la declaración está disponible en: www.youtube.com/watch?v=aMnlxPBRy6s].
Gracias al esfuerzo realizado por Anonymous, miles de cuentas en Twitter y en sitios web que permiten realizar donaciones al Estado Islámico han sido identificadas, bloqueadas y cerradas. Sin embargo, actualmente se estiman 12 mil miembros del ISIS en 74 países.
La sigla ISIS (ELIL, en castellano) designa al Estado Islámico de Irak y el Levante, pero recientemente este grupo radical ha optado por el nombre de “Estado Islámico” (IS) para sus miembros, y además se ha autoproclamado como un califato.
Los inicios del ISIS datan de 1999, en Jordania, cuando adoptó el nombre de “Organización del monoteísmo y la yihad”. A través de los años, este grupo ha cambiado de nombre en diversas ocasiones. En 2004 el grupo extendió sus operaciones a Irak y Abu Musab al-Zarqawi, su líder, juró lealtad a Osama bin Laden. El grupo entonces fue conocido como “Al-Qaeda en Irak”.
Tras la ocupación de Irak, por las tropas británicas, estadounidenses y españolas y poco después, tras la muerte de Osama bin Laden, Al-Qaeda rompió con ellos por considerarles excesivamente radicales y violentos.
Turquía y Arabia Saudí, aliados de Occidente, toleran el financiamiento del ISIS. Turquía ha permitido el flujo de camiones que cruzan la frontera cargados de petróleo procedente de los campos sirios controlados por el “Estado Islámico”.
Desde 2014 ISIS dispone de un extenso grupo ciberactivista: CiberCalifato (Cyber Caliphate). Su líder, Junaid Hussain, quien fue miembro de grupo de hackers TeaMp0isoN, fue asesinado por un dron en el mes de agosto.
En respuesta, CiberCalifato consumó exitosas intrusiones en las cuentas en Twitter y Facebook de militares, servicios de inteligencia, políticos y medios de comunicación, llegando incluso a interrumpir las emisiones de la cadena TV5Monde durante algunas horas.
CiberCalificato ha conseguido articular un eficiente aparato propagandístico de ISIS en Internet, asumiendo, además, funciones de reclutamiento. En 2014 fueron estimadas 45 mil cuentas en Twitter destinadas a la difusión de diversa propaganda pro-ISIS.
ISIS ha conseguido su cometido: exhibir la fragilidad de los sistemas de defensa ante el creciente radicalismo que observa la guerra de guerrillas. El Estado Islámico ha resultado más sanguinario que Al-Qaeda. En el reciente número de su revista Dabiq se atribuye haber derribado un avión ruso en la península de Sinaí, Egipto, con 224 personas a bordo, mediante un artefacto explosivo casero designado como IED.
Por supuesto existe enorme preocupación sobre eventuales ataques de ISIS a las infraestructura críticas, destacando los sistemas de distribución de agua potable, electricidad, tráfico, centrales nucleares, etcétera.
Es posible anticipar que al amparo de los actos de terrorismo registrados en París, seguramente no pocos gobiernos aprovecharán la oportunidad para impulsar nuevas iniciativas destinadas a censurar Internet.