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El 15 de marzo, la guerra siria entró en su séptimo año, sin indicios de un fin cercano. El régimen sirio es asociado con muchos acontecimientos durante el mes de marzo. Nació el 8 de marzo de 1963 cuando una junta militar tomó el poder en Damasco a través de un golpe militar. Se encontró bajo consignas nacionalistas del Partido Socialista Baath Árabe que son populares entre las masas árabes y apela a su sentido de unidad, liberación y progreso. Una larga lucha interna entre las diferentes facciones de los golpistas y las purgas radicales en el ejército y la administración pública cambió la estructura del Estado sirio. El último “movimiento de corrección” dirigido por Hafez al-Assad lo llevó al poder en 1970, seguido por su hijo Bashar en 2000. Los sirios, y los libaneses durante unos 30 años, han vivido bajo el mismo régimen durante los últimos 54 años, y la experiencia es aterradora.
El 16 de marzo de 1977 el régimen sirio asesinó al líder nacionalista libanés Kamal Jumblat que se negó a entrar en la “Gran Prisión” en que se convirtió Siria, y para imponer su dominio sobre ese país. Los libaneses conmemoraron la semana pasada el 40 aniversario de ese crimen que fue seguido por muchos otros que sometieron figuras prominentes de todas las comunidades religiosas y tendencias políticas.
El 14 de marzo de 2005, un mes después del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, una gran manifestación popular en Beirut contra el dominio militar y política de Siria, conocida como la Revolución del Cedro, llevó al final de 30 años de presencia impuesta siria en Líbano.
El 11 de marzo de 2011, pocos niños fueron llevados a prisión y torturados por agentes de seguridad bajo sospecha de escribir consignas contra el régimen en Daraa en el sur de Siria. Se produjeron protestas espontáneas y la respuesta del gobierno fue dura y sangrienta. Del sistema político opresivo se enfrentaron con balas, bombas y prisión. Se siguió la escalada de ambos bandos y pronto se militarizó el levantamiento. A pesar de todos los sacrificios la revolución ha fracasado en lograr sus objetivos, y por tanto el régimen en restaurar su dominación y legitimidad.
Las cifras sobre la carnicería siria son horribles. Se calcula que el número de muertos es de medio millón y algunos estiman que es de un millón. Cuarenta y cinco mil murieron de tortura. Trece mil fueron ahorcados sólo en la prisión de Saydnaya. Dieciocho mil niños murieron y muchos otros fueron reclutados para organizaciones militares y estaban sujetos a abusos sexuales y otros. Según UNICEF, 5.8 millones de niños necesitan ayuda y 2.8 millones de ellos están fuera del alcance de la agencia. La reconstrucción de ciudades y pueblos sirios costaría 200 mil millones de dólares. La moneda siria perdió 13 veces su valor. El enriquecimiento de los líderes del régimen se está extendiendo entre la miseria de la población.
El número de milicias que luchan por proteger el régimen es asombroso. Hay 28 grupos de Irak, 8 palestinos, 5 de Irán, 3 de Líbano, donde Hezbolá es la fuerza principal, 2 de Afganistán, Ansarullah de Yemen, Zainabiyoun de Paquistán, la brigada De Al-Mukhtar de Bahréin al lado de otras 17 milicias sectarias sirias. Todos están patrocinados por Irán, que está movilizando a todos los chiítas bajo su bandera para luchar una guerra religiosa que afectará a todos los países de origen de estos combatientes.
Otra presencia militar oficial en el territorio sirio es de Irán, Rusia y Corea del Norte para apoyar a Bashar. En el otro lado hay estadounidenses, turcos, jordanos, británicos y franceses con fines de entrenamiento, sin calcular cientos de individuos de diferentes naciones que se unieron al Estado Islámico (EI) y Al-Nusra de todas partes del mundo.
Según el último informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Siria se transformó en centro de tortura. Documenta toda clase de atrocidades y abusos cometidos por las autoridades sirias y sus aliados contra el pueblo sirio y pide que se haga justicia frente a todos los criminales de guerra que marcan un récord de crueldad y salvajismo.
El 23 de marzo, los partidos sirios reanudarán sus negociaciones en Ginebra bajo los auspicios de la ONU y con el patrocinio activo de Rusia. No hay nuevos factores en la escena diplomática que indiquen ningún avance en el proceso político, especialmente con la nueva administración americana no mostrando todavía interés en participar activamente en los esfuerzos.
Mientras, en el norte de Siria los rusos están moviendo sus fuerzas más cerca de las fronteras turcas. Según fuentes kurdas, establecerán una base militar en Afrin y entrenarán a los kurdos que son considerados terroristas por Ankara. Los estadounidenses también están aumentando su presencia en la región para evitar la confrontación entre sus dos aliados, los turcos y los kurdos. Los preparativos para luchar contra los terroristas del Estado Islámico en su capital, Raqa, son proclamadas por todas las partes, pero no hay indicios de la fuerza dirigente, que será la cuestión principal en un futuro próximo. La alineación de fuerzas decidirá nuevos hechos sobre el terreno. Los últimos ataques contra Damasco el domingo y el martes demuestran nuevamente al régimen y a sus partidarios que su decisiva victoria militar sigue siendo una ilusión.
El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011
nouhad47@yahoo.com