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Calificar sin sobresaltos es meritorio tomado en cuenta los tristísimos antecedentes. Rusia dejó de ser, desde hace tiempo, una preocupación.
¿Tiene valor? Por supuesto que lo tiene, pero la idea es seguir evolucionando, o al menos mantener el ritmo hasta conseguir el resultado.
Y parece estar en nuestro ADN, en nuestra manera de encarar los retos. Cientos de historias se cuentan con el mismo desenlace donde parecía llegábamos a la meta, pero al final siempre nos quedábamos cortos. El “ya merito”, pues.
Hoy no, porque México ha logrado aprovechar el muy pobre estado futbolero que brinda Concacaf. Y no le resto mérito al equipo de Juan Carlos Osorio, pero analizar las condiciones de los rivales a los que te enfrentas, te acerca a un diagnóstico más certero de los alcances que tienes y esto va para cualquier deporte.
Resultó triste ver a un equipo mexicano pobre en ideas ante un rival agazapado y dispuesto a destruir más que a construir, y mire que con todo y eso se fueron al frente y estuvieron muy cerca de empujarnos el segundo.
Un once que si bien repitió varios de los que vencieron a la deprimente escuadra hondureña, fueron los cambios de posiciones los que limitaron al propio equipo mexicano: rotación, variantes, experimentos o inventos, llámele como quiera, pero al final no funcionó.
México no hizo lo que debía: ganarle a Estados Unidos, así de seco. Y con un empate insípido abordó el avión para partir a Rusia, un escenario que pone a prueba las capacidades de Osorio y su eterno rotar y girar, porque una cosa es equivocarse ante Estados Unidos, Panamá u Honduras (dicho con todo respeto), y otra es hacerlo con el campeón de Europa o el mismo rival ruso, que por mas malito que sea, jugar en casa representa una clara ventaja.
Para muchos, y volviendo al mexicanísimo estilo de nuestro futbol, el técnico colombiano se juega la chamba en la Copa Confederaciones, lo cual parecería de entrada una exageración, pero no dude usted que algunos dueños soliciten su salida si se presenta un escenario negativo.
Honestamente creo que México tiene para competir dignamente ante cualquiera y que las semifinales del certamen son perfectamente imaginables, pero en este mundo cabe cualquier escenario, hasta ese en el que cabe quienes por una u otra razón estarían ejerciendo el arte de la grilla para quitar y poner.
Arrebatado, exagerado y hasta demencial podría lucir esto, pero, repito, es muy de nuestro futbol…
futbol@eluniversal.com.mx