Esta semana se dio a conocer el organigrama de la Federación Mexicana de Futbol, mediante el cual se informó el nombramiento de un técnico interino en la Selección Nacional. Una trama que podríamos definir como otro proceso inconcluso más a lo largo de la historia del futbol mexicano, luego de la intempestiva salida de Miguel Herrera. Mientras tanto, los directivos contarán con relativo tiempo para formalizar las decisiones de un proyecto indescifrable.

De esta forma inicia otra etapa con el nuevo presidente de la Federación. De modo similar a como sucede en la política de nuestro país, Decio de María simplemente mueve las sillas de los cargos para dar paso a gente de su confianza; como Guillermo Cantú, quien regresa al seno de la Selección y esperemos lo haga fortalecido por la suma de experiencias como presidente de diferentes clubes. Así, en conjunto con un técnico “provisional”, pretenden afrontar los próximos compromisos de la mejor manera y con la ilusión de que los resultados los acompañen ante un panorama sombrío. Porque a pesar de la amplia experiencia de Ricardo Ferretti, quien en su calidad de técnico interino intentará poner calma y mucho trabajo para enfrentar a los estadounidenses, sabemos que ellos se frotan las manos ante el duelo definitivo por el boleto a la Copa Confederaciones.

Por lo pronto, y como ya es una costumbre, se abre un enorme debate en el entorno, con una serie de cuestionamientos e interrogantes a otro episodio más de esa interminable lista en la búsqueda de un proyecto sólido, el cual nos permita estar situados a un mejor nivel en el ámbito futbolístico. Ya veremos la división de opiniones entre los dueños de los equipos respecto de las decisiones, conoceremos si las funciones reales de cada uno de los personajes en sus nuevos cargos y los caminos a seguir son convincentes para los diferentes sectores del futbol.

Pero sobre todo será interesante saber la posición que tomen los jugadores ante estos cambios.

En fin, sólo queda desearle suerte al ‘Tuca’, un gran entrenador y de los pocos con el carácter para afrontar una aventura de sólo cuatro partidos sobre una silla con un termómetro siempre caliente. Independientemente de saber que es un tipo trabajador, comprometido y con amplios conceptos futbolísticos, tendrá que enfrentar con su poca carisma a una prensa y afición bastante divididas. Aunque no dudaría que algunos aficionados estén motivados por la seriedad y rigidez de sus métodos de trabajo, otros no tanto por su manera de jugar o encarar a lo medios de comunicación.

Tal vez esta metodología también ayude a que los jugadores reflexionen, maduren, y abandonen su zona de comodidad; asuman una posición de respeto y compromiso hacia el equipo y los mexicanos que los apoyarán incondicionalmente en Estados Unidos.

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