Aunque sabemos que el tiempo es la justicia que pone a cualquier persona en su lugar, resulta complicado entender los cuestionamientos hacia algunos jugadores, la mayoría ofuscados por el momento presente, siempre sujeto a diversos calificativos porque eres tan bueno o malo como lo marca el último resultado.

De esta forma, es muy triste que la última presentación de Íker Casillas como jugador del Real Madrid ante los medios de información se haya hecho en un acto discreto y alejado de los directivos, compañeros y aficionados. Es incompresible la forma en que Florentino Pérez despidió a uno de los jugadores más emblemáticos de los últimos tiempos. El portero cumplió 25 años en una institución a la que se entregó, dejando todo en el terreno de juego, para conseguir importantes resultados, no sólo con el equipo merengue, sino también con la selección española. Seguramente el tiempo hará olvidar los incomprensibles abucheos que el capitán sufrió desde algunos sectores de la afición durante los últimos meses, para ponerlo como uno de los mejores porteros en la historia y quizás el mejor del club español.

Otro caso a considerar, aunque bajo diferentes enfoques, es la posible renuncia por tiempo indefinido de Lionel Messi a la Albiceleste, luego de recibir cualquier número de críticas tras perder las finales disputadas con su país, dos en Copa América y una Copa Mundial. Es incongruente lo que sucede con el mejor jugador del planeta, quien ha ganado todo con el Barcelona, un conjunto en el que su peso futbolístico es manifiesto en cada torneo, incrementando sus números cada año. Mientras en Argentina, las cosas no caminan igual, aunque sus acciones son importantes, su incidencia en los partidos es menor. Messi muestra dos caras en muchos momentos, por un lado, con armonía y en otros cabizbajo. Tal vez, debido a la gran cantidad de partidos acumulados o al poco tiempo de trabajo y descanso en estos torneos, el nivel de juego del argentino luce inconsistente ante un futuro en el que tendrá un par de Mundiales más para confirmarse entre los tres mejores de la historia, y resistir el pulso en ese comparativo frente a Maradona y Pelé, que en sus tiempos brillaron a nivel selección y clubes.

Finalmente, quiero comentar que este fin de semana tuve la oportunidad de convivir con el Dr. Octavio Rivas, quien cumplió 80 años. De inmediato me remonté a los 17 años de edad, cuando lo conocí. Recordé su gran aporte en distintas áreas y a diferentes generaciones en el futbol. En mí dejó una profunda huella al orientarme en el trazo de metas y objetivos, con el trabajo de defectos y habilidades. Además fue el complemento cotidiano que ofrecía una relajación y visualización constante de los entrenamientos. Fue muy grato trabajar con él en diferentes eventos, tanto en categorías menores, en el Mundial de México 86 o durante mi paso en Pumas como jugador profesional. El tiempo se encargará de ponerlo, con todos sus blasones, como uno de los pioneros en la psicología del deporte en México.

elcapiespana@gmail.com

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