Pocas veces lo que sucede a los medios de comunicación y a sus trabajadores se convierte en noticia. Es un principio, que los periodistas no son ni deben ser la noticia. Pero de unos años hasta hoy se han agudizado las agresiones en contra de reporteros, directivos y dueños de medios de comunicación —la mayoría proviene de funcionarios, políticos y delincuentes, que a veces son los mismos—, hasta el punto de convertir a México en el país más violento y con mayor número de crímenes en contra de comunicadores.

Por supuesto que el asesinato de algún periodista es la peor agresión a la libertad de prensa y al derecho a la información que puede sufrir la sociedad; pero hay otro tipo de amenazas que también disminuyen y atemorizan a los trabajadores de los medios, por ejemplo la censura por presiones externas, las demandas en tribunales, los vetos publicitarios, las agresiones físicas, las pésimas condiciones laborales, los despidos injustificados y el cierre de publicaciones y programas en medios electrónicos.

Es en medio de este clima violento como la prensa mexicana realiza su trabajo, y esa presión aumenta en la misma proporción con la que los periodistas defienden su independencia editorial y mantienen una línea crítica.

Lo anterior tiene que ver con dos hechos recientes en medios de comunicación que llamaron mi atención. Sin dejar de ser consciente de que a diario son despedidos periodistas en todo el país, esta semana nos enteramos por las redes sociales de que la empresa Univisión dio por concluido su contrato con el productor Porfirio Patiño, responsable del exitoso programa político Al Punto, que dirige el periodista Jorge Ramos, recién galardonado por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo y en cuyo acto pidió la renuncia del presidente y criticó el despido de los periodistas Daniel Lizárraga, Irving Huerta y Carmen Aristegui, que dieron a conocer la adquisición de la famosa Casa Blanca por parte de los ocupantes de Los Pinos.

La salida de Porfirio Patiño es por lo menos extraña si se revisa la trayectoria de 30 años del periodista, quien ha sido responsable, junto con Ramos, de exitosos reportajes, entrevistas y coberturas periodísticas que han colocado a Univisión como uno de los principales medios que ejercen un periodismo libre y directo sobre cualquier tema, y esto le ha valido competir entre los mejores programas televisivos. ¿Cuál es entonces la razón de su salida?

Y dos, la carta-denuncia de 12 periodistas del Canal 22, en donde acusan a su director Raúl Cremoux de aplicar “una práctica censora sistemática de revisión, mutilación y no emisión de programas, enfáticamente referidos a violencia criminal, social y de Estado, seguridad y violación de derechos humanos”.

La misiva está firmada por Yazmín Quiroz, María Idalia Gómez, Fernando Troncoso, Marco Lara Klahr, Ariadna Ambriz, Ollín Buendía Salazar, Ilia Casarín, Alejandra Flores, Alizbeth Mercado Becerril, Magaly Quintero, Graciela Pérez Núñez y Perla E. Velázquez, todos destacados miembros del equipo editorial de la Dirección General de Noticias. La carta señala que “la censura se expresa en la inminente salida del aire de los programas semanales El Observador y Global 22. Específicamente, en el primer caso se trata de la única producción institucional de periodismo de investigación, reflexión y análisis sobre los temas de primera importancia en la vida pública de México”.

En respuesta, Cremoux asegura que la carta es una “infamia”, y mientras a la columnista Martha Anaya, del diario 24 Horas, el funcionario le dice que “de ninguna manera es cierto que El Observador o Global 22 vayan a desaparecer de la programación de Canal 22”, a las reporteras de EL UNIVERSAL, Yanet Aguilar y Sonia Sierra, les explica que el problema obedece a un recorte presupuestal por 34 millones de pesos y que “no sólo saldrán del aire El Observador y Global 22, sino que pueden quedar fuera La Música con Manzanero, las transmisiones de la FIL y del Cervantino, y La Dichosa Palabra, el programa más exitoso de este canal”. Usted diga quién miente, pero por lo pronto, que no sigan matando al mensajero.

oficiodepapel@yahoo.com.mx

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