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El tema educativo fue el festín del Tercer Informe de Gobierno. Los más de mil 500 invitados —políticos, burócratas, empresarios y periodistas que sí aplauden— interrumpieron el discurso cuando el Presidente de la República mencionó la llamada “reforma educativa”, que según el gobierno mejorará la deteriorada educación pública.
En ese discurso presidencial y en “los 10 puntos clave” de dicha reforma, nada se menciona de los más de 7.5 millones de analfabetas que hay en el país y que en su mayoría son indígenas, ejidatarios, jornaleros y campesinos, los más pobres dentro de los pobres, y a quienes Enrique Peña y su reforma olvidaron.
Esos analfabetas, que son casi los mismos 7 millones de mexicanos en pobreza extrema, de acuerdo con los mismos datos oficiales, estuvieron ausentes en el informe presidencial y tampoco fueron atendidos en los tres años que Emilio Chuayffet encabezó la Secretaría de Educación Pública (SEP), a pesar de que reiteradamente prometió que al final del sexenio no habría analfabetismo en el país.
Esa irresponsabilidad del ex secretario de Educación Pública la heredó a su sucesor Aurelio Nuño, quien en su toma de posesión tampoco mencionó a los 7.5 millones de personas que no saben leer ni escribir, tal vez porque no hay plan gubernamental para ellos o porque el nuevo secretario no sabe que existen y estuvo más ocupado en glorificar la “obra” del funcionario saliente.
Recuerdo que Chuayffet reconocía que la “gran hazaña educativa de México” sería alfabetizar a esos 7.5 millones de personas mayores de 15 años, así como a los otros 8 millones de analfabetas funcionales. Sin embargo, en tres años el “ideólogo” del peñismo no hizo nada, por lo que habrá que estar atentos al trabajo de Nuño.
Antes de su renuncia, el mismo Chuayffet recordaba que “México sólo ha tenido dos campañas de alfabetización masiva en su historia”; se refería a la impulsada por los maestros José Vasconcelos —en 1920, instrumentada desde su cargo como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y que continuó un año después como titular de la SEP— y Jaime Torres Bodet, que arrancó el 21 de agosto de 1944, con Manuel Ávila Camacho como presidente.
Mientras que el director del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Alfredo Llorente Martínez, sostuvo que a pesar de “los esfuerzos” de los gobiernos federal y estatales los índices de analfabetismo hasta 2015 siguen siendo muy similares a los de hace cuatro años, el gobierno actual no tiene en su agenda atender el problema, y para los próximos tres años son pocas las expectativas si consideramos que Nuño arriba a la SEP sólo como una pieza de ajedrez en apoyo a las aspiraciones del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, rumbo a la candidatura presidencial de 2018.
El mismo funcionario Llorente explicó que el analfabetismo se concentra principalmente en mujeres y en la población indígena del país. En declaraciones a la prensa a principios de año, informó que el 60 por ciento de las personas que no saben leer ni escribir en México son mujeres y el 23 por ciento pertenece a grupos indígenas. Éste es el reto que tiene Peña Nieto y que Nuño deberá atender.
PUNTOS SUSPENSIVOS... Y hablando de Aurelio Nuño, quien sostiene que en México no hay censura y que el gobierno respeta la libertad de prensa, a ver qué medidas adopta sobre el despido de 20 periodistas de Canal 22, por parte de su director general Raúl Cremoux López. Los afectados denuncian acoso laboral, censura y despidos injustificados, además de que el canal les ha negado su derecho de réplica. Quería ser secretario, pues que empiece por resolver estos problemas inmediatos de censura que, dice, no existen.
oficiodepapel@yahoo.com.mx