Al cumplirse un año de la agresión y desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, sólo hay certeza de haber encontrado los restos calcinados del estudiante Alexander Mora Venancio y se tienen indicios de que podría haber restos de otro normalista; sin embargo, aún faltan 41, ¿cuánto tiempo más tardará el gobierno de Enrique Peña Nieto en encontrarlos, como se comprometió en la reunión con los padres de los normalistas desaparecidos?

Estos 43 estudiantes desaparecidos son miembros de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), organización “semiclandestina” que mantiene bajo reserva los nombres de quienes integran su Comité Central y que representa a las 17 normales rurales que aún sobreviven bajo el asedio gubernamental en distintos estados de la República. Para evadir ese acoso de los órganos de inteligencia del gobierno y de sus cuerpos policiales, los representantes estudiantiles utilizan seudónimos y alias en su estructura interna y en las movilizaciones que realizan.

La FECSM es la organización estudiantil más vieja del país y se remonta a la fundación de las escuelas normales en 1922, primero como escuelas normales regionales y escuelas centrales agrícolas, para después florecer con la llegada del general Lázaro Cárdenas al poder, presidente que apoyó su organización y la educación socialista que allí se imparte.

Los alumnos de las 17 escuelas normales rurales estudian materialismo dialéctico e histórico y las biografías de luchadores sociales y guerrilleros. Algunas escuelas conservan de manera extraoficial, pero obligatoria para todos los alumnos, las materias de elementos de economía con orientación socialista; conocimiento de los problemas que afectan a la vida del campesino mexicano y crítica de las soluciones dadas a la luz de las ideas socialistas, y orientación socialista y legislación obrera y campesina. Representan el último reducto del proyecto mexicano de educación socialista.

Es su formación socialista lo que ha atemorizado a gobiernos priístas y panistas a lo largo de la historia, los cuales han intentado desaparecerlas, pero ha sido por medio de movilizaciones con apoyo de campesinos, estudiantes y obreros como han logrado defender su vigencia. Frecuentemente se les endilga ser “semilleros de guerrilleros” y no ha habido un solo año en el que no enfrenten agresiones por parte de las autoridades federales y estatales.

Sólo un reportero, Zósimo Camacho, ha logrado entrevistar a los miembros del Comité Central de la FECSM, quienes a la pregunta de si son un “semillero de guerrilleros” porque en sus filas militaron Lucio Cabañas Barrientos —quien fue secretario general de la organización en 1962, cinco años antes de que se internara en la sierra guerrerense y fundara el Partido de los Pobres—, Genaro Vázquez —quien, como Cabañas, estudió en la Normal de Ayotzinapa— y Misael Núñez Acosta —egresado de la Normal de Tenería, fundador de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en 1979 y asesinado dos años después—, respondieron:

—Somos semilleros de buenas personas: críticas, analíticas y reflexivas. Estas escuelas abren la mente de la gente, les muestran la injusticia que hay. La misión de los profesores rurales es enseñarle a la gente cuáles son sus derechos. Por eso buscamos involucrarnos no sólo con los niños, sino con la sociedad, como gestores, como médicos y hasta sicólogos. Y es verdad que promovemos que las personas de los lugares a los que llegamos, analicen y critiquen su situación.

—El principal requisito para ingresar a una escuela normal rural es ser pobre. En el proceso de selección que se realiza anualmente en cada uno de los planteles no sólo participan las autoridades educativas estatales y federales, sino también los estudiantes. Ellos se encargan de asegurarse de que los alumnos de nuevo ingreso sean hijos de campesinos, indígenas y mestizos. Para ello, realizan un estudio socioeconómico de cada aspirante y se trasladan a sus respectivos domicilios. Los otros requisitos (promedio y edad) varían de estado a estado; pero cada joven que ingresa, lo hace con el consentimiento de la sociedad de alumnos.

—El aspirante debe provenir de una zona marginada, una zona rural; debe saber trabajar el campo. Y el otro requisito es ser de escasos recursos, ser pobre. Éstas son escuelas para personas rurales y pobres. Los que sí tienen recursos, pueden pagar su educación en otra institución.

—Una vez inscritos, los jóvenes forman parte automáticamente de la FECSM. Además de cumplir con sus materias del plan de estudios oficial, inician las lecturas y trabajos del plan de estudios alterno. De esta manera, la organización ha logrado sobrevivir más de ocho décadas.

oficiodepapel@yahoo.com.mx

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