Mario Melgar-Adalid

EU: opción nuclear

07/04/2017 |01:01
Redacción El Universal
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La importancia política de la Suprema Corte de Estados Unidos es tal que durante la campaña presidencial cada uno de los candidatos pregonaba tener al mejor sustituto del juez Antonin Scalia. El juez asociado (ministro de la Corte) que murió durante una vacación en Texas, muy cerca de México, cuando andaba de cacería. Obama propuso a un candidato moderado, y trató de convencer a los republicanos de confirmarlo, para evitar la parálisis en la Corte. A la desaparición de Scalia las votaciones en la Suprema Corte quedaron empatadas: cuatro liberales contra cuatro conservadores. Los republicanos se negaron siquiera a considerar la propuesta presidencial. No aceptaron discutir en comisiones la propuesta de Merrick B. Garland. La Suprema Corte quedó incompleta hasta el resultado de la elección presidencial. Al llegar Trump al poder los republicanos no solamente ganaron la presidencia, la mayoría en las dos Cámaras, sino que aseguraron presumiblemente la mayoría en las deliberaciones de la Suprema Corte.

Trump envió al Senado la nominación de un respetado juez, Neil Gorsuch si bien conservador, reconocido por su capacidad, como también lo era Garland, el propuesto por Obama que los republicanos ignoraron. Conforme a las reglas parlamentarias sería necesario que 60 senadores confirmarán la nominación de Trump. Solamente que los demócratas lastimados todavía por el desaire a la nominación de Obama, manifestaron que “filibusterían” la nominación presidencial. Filibustear es una práctica parlamentaria que consiste en detener una votación que se considera perdida. (Se me ocurre que es equivalente a una “chicaneada” mexicana). Una de las facetas es que un senador sube a la tribuna y como tiene derecho a hablar sin límite habla y habla en espera de reventar una votación. Uno de los casos más conocidos es el del Senador Huey P. Long que recitó poemas de Shakespeare y recetas de cocina durante 15 horas, o Strom Thurmond que para oponerse a la Ley de Derechos Civiles en 1957, habló sin parar 24 horas y 18 minutos.

Ayer, los demócratas simplemente hicieron saber al líder de la mayoría que contaban con los votos suficientes para impedir que se confirmara al juez Neil Gorsuch. Lo anterior llevó a los republicanos a modificar reglas parlamentarias y volver a lo que se conoce como la opción nuclear: una mayoría simple resuelve el conflicto. Así se decidió y ya no hay duda de que Gorsuch, con la oposición de todos los senadores demócratas, menos tres que pretenden reelegirse, sea el próximo Juez Asociado, nombramiento que además es vitalicio.

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La decisión tendrá múltiples repercusiones. Para el Senado dejar atrás las reglas de respeto a las minorías como son las votaciones calificadas. Una mayoría simple basta y sobra para alterar la brújula política y tiene el efecto indeseable de dejar a un lado a las minorías y olvidarse del núcleo democrático: la búsqueda de consensos, la negociación y las alianzas políticas.

No obstante, como en política no todo es para siempre, llegará el día en que los demócratas recuperen la mayoría y entonces veremos la revancha. Los republicanos se quedarán con voz, pero sin voto, como ahora quedaron los arrinconados demócratas.

En cuanto a las repercusiones de la política judicial, con la mayoría conservadora las implicaciones son mayores. Algunos de los asuntos pendientes desde la muerte de Scalia son: la constitucionalidad de los matrimonios gay, el irrestricto derecho a las armas que exigen los conservadores, el suministro de anticonceptivos como cuidado de la salud, la vigilancia de los clínicas que inducen abortos o hasta revertir la emblemática decisión en Roe vs Wade, vieja aspiración conservadora, la admisión mediante cuotas a las universidades por motivos raciales o de origen étnico y el programa de los dreamers que afectará a cientos de miles de jóvenes mexicanos.

En Estados Unidos la Suprema Corte ha jugado un papel crucial como contrapeso de los excesos presidenciales o legislativos. Todo indica políticamente que con la llegada de Gorsuch. la Corte se alineará en sus fallos con Trump y con los legisladores republicanos. Sin embargo, queda siempre la esperanza de que sea la justicia la que prevalezca.

Investigador en el SNI, autor de “La Suprema Corte de Estados Unidos, claroscuro de la justicia”.

@DrMarioMelgarA