Gabino Cué no acudió a la reunión convocada por Alejandra Barrales, la nueva dirigente nacional del PRD. Ahí anunciarían la integración de un consejo nacional para buscar alivio al desplome del partido que fuera símbolo de la izquierda unida para reivindicar la política social desvanecida por la supuesta muerte de la lucha de clases y la desaparición de las ideologías. El de Oaxaca acudió al gran festejo de la Guelaguetza: “Le dieron permiso los de la Coordinadora”, dijeron en Oaxaca, tierra de los Tata mandones.

De los que acuden a la toma de posesión del gobernador empuñando cada uno de ellos su bastón de mando y entregan el suyo al recién llegado al poder. ¿Dónde está el bastón de mando? Ni el de Oaxaca aparece, ni hay rastro alguno del de Veracruz, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro. En Jalisco gobierna Aristóteles Sandoval y desde los Altos hasta el Pacífico imperan los capos del narco y la clerigalla atenta a la voz del cardenal retirado, activo por el vacío de poder en la república laica. Y Los Chuchos ceden la conducción del PRD a una mujer con méritos propios y origen sindical. Pero a la sombra del doctor Miguel Ángel Mancera, no militante, ni dispuesto a serlo, pero ya autopostulado candidato a Presidente de la República, desde el alto vacío del desdén partidista y con los recursos de la CDMX a su disposición.

El caos anarquizante se nutre del disgusto con los sedicentes políticos, el enriquecimiento venal, la ausencia de voluntad de servicio. Y la traición al Estado, a la obligación de proteger la seguridad de los ciudadanos, de sus mandantes, del pueblo, de los mexicanos del común. En la hora de la crisis global de las democracias financieras y la desigualdad económica y social, nuestros actores de la transición sin fin decidieron dar la espalda a la política, cambiar de chaqueta en cada trance, servir al mismo tiempo al becerro de oro del neoliberalismo y a las jerarquías de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; a todas las iglesias, con la desfachatez de protestar cumplir y hacer cumplir las normas constitucionales de la República federal, democrática y laica.

En Veracruz, tantas veces heroica en la defensa del territorio nacional y los principios de la Reforma y de la Revolución Mexicana, “desde un discurso alucinante de despolitización de la política”,(como diría José Carreño Carlón del ancho y ajeno mundo en la misma crisis), atienden a la exigencia de llevar al cadalso al gobernador Javier Duarte de Ochoa por una ostentosa corrupción; y al otro lado del espejo, en la alucinante realidad de nuestra descomposición, los mismos vociferantes del comité de salud pública, aprueban prácticamente por unanimidad la iniciativa del mismo gobernador que, so pretexto de respetar la vida humana desde la concepción hasta la tumba, criminaliza el aborto y niega a las mujeres el derecho a decidir y distinguir entre la concepción voluntaria y la impuesta por la fuerza o los prejuicios.

¿Dónde está el bastón de mando? En Chihuahua hay también demanda de llevar a juicio y condenar al gobernador César Duarte Jáquez. Los partidos de la pluralidad demandan a coro aplicar la novedosas leyes contra la corrupción, olvidan los incoherentes aplausos y elogios que dedicaron al mismo personaje cuando tomó posesión del cargo y, en la tierra donde se refugio la República en la persona de Benito Juárez, Duarte consagró, así, “consagró”, al pueblo y al estado de Chihuahua al Sagrado Corazón de Jesús. ¿Dónde está el bastón de mando que los del PRI juran extravió Ernesto Zedillo? Ebrios de poder y bacanora, los panistas de la reaccionaria ilusión santa de destruir el Estado laico y social, amparan con un alegato santurrón al ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, hacendado y constructor de una presa en sus tierras con dinero público. Sonora tus hijos lloran...

Y en la tierra de Zapata, fuerzas progresistas, universitarios, campesinos y obreros, cien ONG, se suman a los sermones del obispo Ramón Castro para demandar la inmediata destitución de Graco Ramírez. El que ya renunció al método que lo hacía dueño del Mando Único. Y no únicamente en materia de seguridad pública. En la entidad donde dejaron tiradas las ruinas de la estatua de José María Morelos erigida hace años en los linderos del estado con el Distrito Federal, aparecen tumbas colectivas en Cuautla, cadáveres sepultados por orden o acción criminal de la procuraduría de justicia. Inamovible el perredista que apoyó todas las acciones de Enrique Peña Nieto. Y quien al lanzarse al vacío de una ilusoria candidatura del PRD a la Presidencia de la República, descubre y describe los fallos que están, dijo, en el DNA priísta de Peña Nieto.

Instrucciones genéticas en la doble hélice de la sumisión y la unanimidad. ¿Dónde está el bastón de mando? Miguel Ángel Osorio Chong va de la mesa del diálogo con los maestros de la Coordinadora a la de los empresarios que exigen mano de hierro bajo el guante de seda del diálogo por encima de todas las cosas. Atiende a familiares de los desaparecidos y de las víctimas de las balas en Axochiapan, Morelos. Y a dos años del crimen de lesa humanidad en Iguala reaparece Ángel Aguirre, gobernador con licencia porque nadie esgrimió el bastón de mando para que se declararan desaparecidos los Poderes del estado en el que se incendiaban las sedes del Congreso y del Poder Judicial. Dos años. Y en cada viaje topa Peña Nieto con carteles que lo señalan a él y al Estado mexicano: culpables.

Que cada quien se haga cargo de su responsabilidad, dijo hace dos años el Presidente de la República. Así como reconoció el desprestigio causado a la institución presidencial por el escándalo de la Casa Blanca, tendrá que enfrentar ahora el riesgo de transmitir el supremo Poder Ejecutivo al borde del desastre. Así alcancen buen éxito las acciones y acuerdos en política internacional. Rígido, inalterable es “el sistema métrico sexenal”. Queda poco tiempo. Pero todavía se puede ejercer el poder que se deposita en un solo individuo.

Entre la miseria y la lucha criminal por controlar mercado y territorio, los alcaldes son blanco de las balas, víctimas del vacío de poder. En Pungarabato asesinaron al edil Ambrosio Soto. “Mataron a mí primo. Estoy amenazado” aviso al poder federal y estatal. 63 alcaldes se reunieron con el gobernador Héctor Astudillo en Chilpancingo. En Chiapas, la televisión mostró a los jefes tzotziles entregar el bastón de mando al sucesor de Domingo López, el asesinado presidente municipal de San Juan Chamula: cientos de balazos y ya caído se oían las voces del odio: “¡tírale, tírale!”.

Arde el llano, pero ahí podrían encontrar el bastón de mando perdido. De abajo a arriba se construyen las naciones y se puede distribuir justicia y seguridad que nos permitan reducir la insoportable, insultante desigualdad que padecemos. El hambre y la desesperanza matan tanto como la violencia criminal de esta aterradora fiesta de las balas.

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