Más Información
Centros penitenciarios federales mejoran en 2024; 11 sistemas estatales obtienen calificaciones menores a 6, alerta la CNDH
Inai alerta sobre intentos de limitar acceso a la información; comisionados locales denuncian coacción
Morena, PT y Verde van juntos en elecciones en Durango y Veracruz; evitarán perfiles con vínculos al crimen organizado
Comité de Evaluación del Poder Legislativo emite lista complementaria a elección judicial; hay 105 candidatos a la SCJN
Convocatorias 2025 para programas del Bienestar; Beca Rita Cetina, Mujeres del Bienestar y Salud Casa por Casa
A 10 días de que termine formalmente la Asamblea Constituyente, seguimos aprobando la Constitución de la Ciudad de México por partes. Un artículo pendiente por ahí —que pertenece al “itacate” legislativo—, un adelanto de la comisión que sigue porque la que estamos debatiendo no ha terminado de discutir las reservas…
Por lo mismo es difícil decir en realidad cuántos artículos faltan. Hay artículos que ya están aprobados casi en su totalidad, pero, como el 14, tienen un párrafo reservado, encorchetado, en negociación que lo detiene: el que daría el derecho a los habitantes de la Ciudad de México a un ingreso básico o “renta” o un “mínimo vital” (este último tiene más consenso, pero aún por decidir por quién empezar: por los más pobres, los de más edad, los que pertenezcan a grupos en situación de vulnerabilidad).
O el Artículo 21, apartado C, numeral 8, jaloneadísimo por, digamos la verdad, intereses inmobiliarios (toda la una larga historia a contar). Esta semana se sumaron al “itacate” temas que eran muy queridos por la izquierda pero que aunque ganaron mayoría en el Pleno no alcanzaron dos terceras partes: el voto a los 16, la ciudadanía universal, el voto de las personas presas pero no sentenciadas y la revocación de mandato.
Todos estos temas atorados se discuten y se acuerdan en la “mesa de consulta” (una suerte de “junta de coordinación política” que no quiere llamarse así y que en esta Asamblea, por la premura, de plano sí sugiere redacciones y dictamina). ¿Que no lo hacen en público? Es cierto, no es lo ideal. ¿Que es, quizá, la única manera de avanzar con el tiempo encima? Tal vez sí.
Pero lo cierto es que vamos mejor. ¿Será posible que terminemos a tiempo? El ritmo, como le contaba la semana pasada, se aceleró gracias a que se regresó a comisiones a discutir reservas, y muchas de ellas acordarlas vía esta figura de la “megareserva”. Sólo llegaron al Pleno las de constituyentes que no quisieron entrar a la dinámica –como Jaime Cárdenas Gracia e Irma Eréndira Sandoval— o bien que no alcanzaron consenso en la comisión y se presentaron en el Pleno. Pero se redujeron drásticamente: de más de un ciento en todos los casos, a menos de dos decenas. En algunos casos algunas por artículos.
Terminamos bien todos los temas de Desarrollo Sustentable; sin duda todos reconocimos el trabajo que hizo ahí Enrique Provencio; para destacar, de lo aprobado en ese dictamen, está el Instituto de Planeación que está llamado a pensar a largo plazo a la Ciudad.
Se comenzó con la discusión del dictamen de la comisión 4, de Ciudadanía, que preside Raúl Bautista y ya quedaron, al menos, figuras claves de democracia directa: referéndum y plebiscito.
Poder Judicial: cambio de reglas. Para darle velocidad, incluso el sábado comenzamos a discutir el muy importante dictamen de Poder Judicial, mientras ¡al mismo tiempo! sesionaba tras la Tribuna , en el famosísimo Salón Colosio, la comisión de Ciudadanía.
Los integrantes de esa comisión se perdieron toda la argumentación de —quizá— el artículo más importante del dictamen: el que le da independencia al Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia, hoy ambos en manos de un solo hombre en la Ciudad de México: Edgar Elías Azar. El dictamen aprobado ayer lo deja no sólo claro, sino prístino, en una línea: “Quien presida el Consejo de la Judicatura no podrá presidir el Tribunal Superior de Justicia”.
El Consejo de la Judicatura, a partir del texto aprobado ayer entre aplausos (y el voto en contra del PRI) nombrará a jueces que tendrán que tener la aprobación del Congreso. A los integrantes del Consejo de la Judicatura los nombrará un “consejo judicial ciudadano” que será un órgano temporal (para no crear ni burocracia ni ligas con el Poder Judicial y evitar las cuotas de partido, según una última reserva, que se acordó en el Pleno y ahí se pulió, de manera muy poco ortodoxa, a propuesta de Roberto Gil Zuarth, Armando Ríos Piter y Ana Laura Magaloni y al final de comentarios de redacción de varios constituyentes).
Es un paso muy importante. ¿Se podría replicar a nivel nacional? ¿Dejar que el vigilante sea el vigilado?
Hay también otra figura novedosa a cargo de los jueces de tutela de derechos humanos: la acción de protección efectiva de derechos humanos que tendrá que resolverse en un máximo de 10 días naturales. Podrá presentarse “sin mayores formalidades y a través de una solicitud oral o escrita” por cualquiera para pedir que se garantice un derecho humano en la Ciudad.
Fue interesante el papel que jugó el constituyente Manuel Díaz Infante, designado por Enrique Peña Nieto y magistrado con licencia, quien presidió la comisión. Hasta ahora ha sido el único presidente que personalmente presentó reservas al dictamen que pasó por amplísima mayoría.
Él, quien fue señalado por Jaime Cárdenas como alguien que tenía conflicto de interés por su pertenencia al Poder Judicial (y que ha contestado que tiene “interés legítimo”) se subió para argumentar en contra de los primeros artículos de su comisión. Incluso para decir que cometíamos un gran error y nos arrepentiríamos.
“Es una figura absolutamente nociva” (el consejo judicial ciudadano). “Todos sabemos cómo funcionan los Congresos, cómo se van construyendo los consensos, manda quien tiene mayoría” (interesantísima observación sobre todo pensando en San Lázaro). “Estamos apunto de tronar un Poder de la Ciudad, recapaciten”, dijo.
Aunque lo acompañó el PRI, PES, Nueva Alianza y algunos diputados del PAN, ganamos la votación por dos terceras partes. Por un voto o fracción de él. Dramáticamente, Porfirio Muñoz Ledo, quien andaba en otro lugar —quizá fumando— llegó a emitir el voto definitivo para el Articulo 41.
Digamos que fue un buen día para la Ciudad de México y uno malo para Edgar Elías Azar.
Al cierre de esta columna seguimos discutiendo el dictamen de Poder Judicial, ya íbamos en el quinto artículo votado del día, todo un récord.
Algo de lo que viene. En la megareserva de la comisión de Ciudadanía, Jesús Ortega ganó la inclusión de un tema interesante que, paradójicamente está siendo combatido desde la izquierda: por Morena y algunos de sus compañeros del PRD.
Está en Artículo 37, aún pendiente de votar. ¿De qué trata? Que el próximo jefe de Gobierno tenga que proponer para ratificación a su gabinete. Que haya un consejo de secretarios presidido por el secretario de Gobierno. De hecho, pues, un sistema semi parlamentario.
Morena no quiere. Supongo que porque piensan —y quizá tienen razón— que ganarán el gobierno de la Ciudad. En el mismo sentido está su negativa a que el Fiscal de la Ciudad sea autónomo del jefe de Gobierno.
Del PRD es bien raro porque… ¡está en su plataforma de gobierno nacional! A ver qué pasa.
Visitante distinguido: Philip Mendelson. El viernes recibimos al diputado presidente del Congreso de Washington, DC, que como la Ciudad de México, busca ser un Estado con todos los derechos. Fue interesante ver su constitución minimalista de 8 artículos; contrastarla con la que estamos discutiendo. Platicar un rato con él.
Pero sobre todo valoré que él, integrante del Partido Demócrata estadounidense, viniera a México justo en el día en que Donald Trump tomó posesión como Presidente de su país. Él dijo claramente que lo hacía en solidaridad con los mexicanos y que no fue una casualidad.
Una pregunta. ¿Quién es el diputado icónico de la Asamblea Constituyente que ya tiene hartas a ciertas diputadas jóvenes, por sus piropos no buscados ni bienvenidos?
katia.katinka@gmail.com
http://blogs.eluniversal.com.mx/camposeliseos/
http://twitter.com/kdartigues