A todo vapor, muchas cosas sucedieron esta pasada semana en la Asamblea Constituyente: se votó ya la protección a los animales, a los que se les reconoce como seres sintientes; pasó, pese a todo, el reconocimiento constitucional a los matrimonios igualitarios, algo único en el mundo; está el uso de la cannabis medicinal… aún con todos los candados que lo sujetan a que se apruebe en la Constitución federal.

Terminamos la famosa y controvertida Carta de Derechos, columna vertebral de la Constitución… pero hay muchos más temas aún incluso verdaderamente polémicos. Y más.

El viernes o casi sábado en la madrugada, se desatoró una gran discusión por el tema del agua: se garantiza un sistema de aguas que no será privatizado y que tendrá autonomía técnica, de gestión, patrimonio propio. El tema, por lo tanto, también “transitará” ya en Carta de Derechos (que estaba encorchetado, como se dice en la jerga de la Asamblea, término acuñado por el siempre creativo Porfirio Muñoz Ledo, como parte del “itacate” legislativo, que cada día crece).

Por un reglamento que aprobamos que tiene lagunas —es nuevo, diría como justificación— se han hecho acuerdos fuera de él que buscan resolver problemas y crisis temporales que… se reeditan. Resultado: es como la película El día de la marmota (como me dijo, muy atinadamente y con sentido del humor Claudia Aguilar Barroso, donde nos topamos discutiendo lo mismo una y otra vez).

Por lo mismo hay “contribuciones” novedosas al sistema parlamentario: como la reserva a la reserva.

Explico: ante la enorme cantidad de reservas (es decir propuestas de cambio) de parte de diputados y diputadas constituyentes, en esta Asamblea se ha dado la figura de la “megareserva”.

¿Qué es una “megareserva”? Pues casi un dictamen paralelo en comisiones, o fuera de ellas, ante la enorme cantidad de sugerencias de cambio al final.

Claro que hay constituyentes o grupos que no están de acuerdo con ello, por lo que lo reservan (es decir, se pide se rediscuta). O bien, que lo manden a rediscutir a comisiones.

Si seguimos así, por más que está bien discutir, ¿cuándo acabaremos?

Una pregunta indudable se cierne sobre la Asamblea Constituyente: ¿es posible, humanamente, y además con responsabilidad de dar una discusión ya no se diga amplia, sino al menos razonable, acabar en el tiempo establecido del 31 de enero? ¿Se puede discutir en lo que falta del mes 50 artículos más unos ocho o nueve transitorios generales y el preámbulo? No lo creo.

Pero vamos punto por punto.

Derechos LGBTTI y animales. Un nombre es clave para entender lo que pasó: Lol Kin Castañeda. Una mujer, activista LGBT, que además fue de las primeras mujeres en casarse con otra mujer (en este caso Judith, una tipaza) hace ya casi 7 años y que ahora hizo realidad algo excepcional: el matrimonio igualitario sí está en la Constitución capitalina.

No estaba desde el proyecto de Miguel Ángel Mancera que ella misma, como integrante del Grupo Redactor, contribuyó a crear, pero se empecinó —de la mejor manera— en lograrlo. Y lo hizo; me consta la dedicación que le puso incluso ante una oposición tibia del PRD que privilegiaba acuerdos que no lo reconocían tácitamente, pero lo permitían. La verdad es que creo que una ciudad como la de México lo merece. De nuevo a la vanguardia estamos: si fuimos la primera ciudad de América Latina en reconocer el matrimonio igualitario, ahora somos la primera ciudad del mundo en reconocer, en blanco y negro, su innegable existencia.

Otro nombre clave para contar lo que pasó esta semana es el de Elena Chávez, comprometida defensora de los animales. Me consta que fue algo que defendió desde la campaña, peleó con uñas y dientes (y hasta lágrimas) en comisiones y que esta semana se recompensó. Sí, hay cosas que definirá la ley secundaria aún (las corridas de toros, por ejemplo, ah, gran debate), pero lo logró: los animales son seres sintientes, y ya no “cosas”.

En el Artículo 16 también pasó un apartado muy importante para personas con discapacidad, razón por la que yo llegué a esta Asamblea.

Las “megareservas”. Sin duda una de las palabras que contribuye a la cultura parlamentaria este constituyente son las “megareservas”.

¿Qué son? Le doy un ejemplo para ponerlo en contexto: cuando se votó el Artículo 21, en lo general, se anunció que habían 94 reservas sólo para ese artículo.

Considere que cada diputado que presentó una reserva tiene derecho a argumentarla 3 minutos (siempre es más) y sume a ello el tiempo en el que se discute si se admite a discusión (suena a pleonasmo pero no lo es); luego si se discute (entonces hay oradores a favor y en contra), y luego la votación de cada una. Quizá seguiríamos ahí.

Para abreviar se creó una reunión que comenzó sólo con la plural Mesa Directiva de las comisiones más los diputados y diputadas que teníamos reservas… y que se convirtió, casi, en la discusión de un dictamen reloaded, o bis, que se presentó al Pleno.

El viernes, por ejemplo, la comisión 3, de Desarrollo Sustentable, presidida por Enrique Provencio sesionó todo el día. Escuchó a todos, volvieron a votar: de 94 reservas, se redujeron a 19. Una de ellas, la “megareserva” incluía la petición de muchos, en una sola exhibición y votación.

Creo que hay dos momentos de esta “figura” nueva. La que fue inaugurada, en búsqueda de consensos en el Artículo 13 por Cynthia López Castro, Juan Carlos Romero Hicks —los coordinadores de manera extraoficial en el Artículo 13— y los que siguieron y ésta… que es nueva.

¿Por qué es nueva? Porque implica un trabajo público de búsqueda de acuerdos. De reuniones publicadas en búsqueda de reducción de reservas, con votación de los integrantes de por medio. Por ejemplo, Mariana Gómez del Campo, la senadora panista y constituyente, pidió su baja a esta comisión de manera formal, pero el viernes de la discusión y votación de la megareserva o “uberdictamen”, volvió a pedir ser incorporada. Ya casi para finalizar llegó un oficio de Alejandro Encinas que así la reconocía… De último momento.

Este sábado sesiona la comisión para acordar las reservas esenciales de los Artículos de la comisión 3. Hasta el lunes iremos a Pleno y se contempla una reunión de la Mesa de Consulta (la Jucopo) para tratar de acordar temas encorchetados, como pasó con el agua.

¿Terminaremos a tiempo? Seamos realistas. Faltan 50 artículos. Más 8 o 9 transitorios. Más el “itacate” legislativo de las cosas que hay que re-discutir. No hay temas sencillos: si hay o no una “renta básica”, “ingreso universal”, “mínimo vital” para todos de manera progresiva o no. Si hay voto en la Ciudad a los 16, revocación de mandato, independencia del Consejo de la Judicatura del Tribunal… y más.

No son temas sencillos.

Tendríamos que aprobar 5 artículos por día, cuando aprobamos uno o dos… ¿Es posible acabar de procesar todo en 17 días?

Bueno, depende.

Sí es posible aprobar todo sin discusión o con discusión mínima, pero, ¿es eso lo deseable y lo que merece la Ciudad? ¿A qué costos políticos, con qué acuerdos super planchados (tendría que ser con el PAN y PRI) sería posible eso?

Aun el mismo PAN parece no estar de acuerdo. Al menos eso leo de la declaración pública-elogio de Santiago Creel de parar unas horas para re-discutir en la Comisión 3. Citó a Napoleón, aquella famosa frase: “Despacio, que tengo prisa”.

Por lo pronto, medidas se han tomado para tratar de lograrlo: se determinó que entre hoy domingo y el martes 17 deben registrarse todas las reservas de constituyentes. Así al menos las comisiones saben a lo que se enfrentan y buscarán lograr consensos, que no está mal. Todos andamos en la “reservitis”. Así podremos avanzar más rápido.

Pero hay quien propondrá, como Morena, un plazo adicional. Lo hará Javier Quijano, con bases jurídicas: al menos los electos —ah, otra vez— fuimos electos para una función, no por un plazo. No lo veo mal, la verdad.

¿O acabaremos declarándonos en “reloj legislativo”, ese que para las horas oficiales a voluntad por algunas jornadas?

Pequeño apunte: si en octubre el “nombre del juego” fue a ver quién presentó más iniciativas, ahora es quién presenta más reservas.

Los medios solemos medir la efectividad de nuestros legisladores en este sentido: el que más sube a tribuna, presenta más reservas, aunque no pasen. Creo que hay que repensarlo.

katia.katinka@gmail.com

http://blogs.eluniversal.com.mx/camposeliseos/

http://twitter.com/kdartigues

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses