Tras la elección, comienzan las reuniones con diputados y diputadas electas y designadas de diferentes partidos. Se dan con grupos o instituciones interesados en que algún tema esté —y de qué forma— en la Constitución de la Ciudad de México. Esta semana, sin embargo, se dio una en particular que podría crear algo nunca antes visto en los Congresos de México: una que podría acabar creando una agenda mínima en común de mujeres constituyentes e incluso una “bancada virtual feminista”.

¿Le suena extraño? Iniciativas así han ocurrido en otros países. En América, nuestra referencia cercana es Brasil, donde un grupo plural de legisladoras han acordado tener una “bancada feminista” para impulsar temas de igualdad entre hombres y mujeres en ambas Cámaras. ¿Podría surgir algo así en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México?

Este miércoles, a invitación de Perla Gómez Gallardo, ombudswoman de la Ciudad de México, nos reunimos en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) 16 diputadas electas y nuestras compañeras de fórmula.

Acudimos a la cita algunas de las que llegamos por el PRD, PAN, PRI, Nueva Alianza y Encuentro Social. Por el PRD, Marcela Lagarde, Lol Kin Castañeda, Elena Chávez, Tobyanne Ledesma, Nelly Juárez, Guadalupe Muñoz, Diana Arellano, Ana Julia Hernández, la suplente de Ifigenia Martínez, Beatriz Barrios y yo; Kenia López y María Teresa Gómez Mont, del PAN; Irma Cué y Fernanda Bayardo, del PRI; Alejandra Moreno Toscano, de Nueva Alianza, y Aída Arregui, de Encuentro Social.

Esthela Damián, de Movimiento Ciudadano, no llegó por un problema de logística pero está puesta. Caso para la araña es el de las 11 legisladoras de Morena: aunque algunas habían confirmado, un día antes llegó una carta del “coordinador” (se entiende que un hombre) diciendo que no asistirían. Sería una pena que, por una clara estrategia del partido, fueran las únicas que no participaran…

Es, me parece, la segunda reunión pública del tema. La primera fue convocada por una organización llamada Las Constituyentes CDMX. Ha habido también otras reuniones privadas (a las que sí han ido candidatas de Morena) para plantear lo mismo: una agenda mínima en común de temas que nos importan a las mujeres y por supuesto que también deben importar a los hombres.

¿Qué temas hay en común? Con leer las plataformas registradas por los partidos, queda claro que hay muchas cosas en común que las mujeres de todos los partidos podrían impulsar, juntas. Hay que trabajar en un consenso y articular exactamente el cómo.

¿Qué temas? Bueno, en principio todo lo destinado a erradicar la violencia. La igualdad sustantiva y cómo garantizarla, incluye el tema salarial. Temas de paridad, lo mismo en puestos de elección como en la transversalidad (de manera horizontal y vertical) de los gobiernos de la Ciudad, es decir, también las alcaldías. Por supuesto que no discriminación. Las medidas necesarias que se tienen que determinar para que grupos que caen en desigualdad (como mujeres indígenas, de grupos originarios o con discapacidad) puedan ejercer los mismos derechos.

No tengo claridad en el tema de reconocer derechos de trabajadoras del hogar, prestaciones para una paternidad responsable, o el tema de dar apoyos de parte de la Ciudad para personas que cuidan o asisten a adultos mayores, personas con discapacidad o enfermos, pero no le veo gran problema.

Claro que hay otros temas en los que no hay acuerdo, los llamados “temas duros”, que sin embargo, en la Ciudad de México ya son derechos adquiridos y eso le da otro cariz. Me refiero a la interrupción legal del embarazo, el derecho de parejas del mismo sexo o personas solteras a adoptar o incluso algunos temas de servicios de salud sexual y reproductiva.

Son asuntos cuyos acuerdos se tienen que construir y, por supuesto, trabajar muy de cerca con organizaciones de la sociedad civil de mujeres, lo que sería parte del éxito. No sólo garantizaría un apoyo en contenidos, sino también de presión social y cabildeo en caso de que se necesite. ¿Cuándo podría ser esto? En el caso, por ejemplo, de que aun estando de acuerdo, algún partido buscara negociar un tema de la agenda acordada por otro; en el caso de que algo de los derechos adquiridos esté en peligro…

En ese sentido, a mí me queda clara la participación de Ciudad Feminista, que articula a 21 organizaciones de la sociedad civil que han realizado propuestas de género desde hace ya muchos años. El grupo tuvo, incluso, a sus propias candidatas independientes que no llegaron a la Asamblea: Elsa Conde y Orfe Castillo.

Por supuesto que no son las únicas y hay que buscar que la convocatoria y articulación sea lo más amplia posible.

El reclamo de coyuntura: una Asamblea que podría ser paritaria. Con las diversas designaciones y los resultados de la elección, la Asamblea Constituyente está cerca de la paridad entre hombres y mujeres.

De las 100 curules, actualmente hay 85 determinadas y de éstas, 44 son ocupadas por hombres y 41 por mujeres. ¿Por qué la diferencia? Bueno, hubo cinco partidos que postularon en su primer lugar a un hombre, por ejemplo.

Pero aún podría ser igualitaria dado que hay 15 designaciones pendientes. Seis que falta que nombre Enrique Peña Nieto; igual número por Miguel Ángel Mancera, dos pendientes en el Senado y una en la Cámara de Diputados.

Para alcanzar la paridad y ser el único Congreso (si bien sólo para la Constitución) hecho por igual número de hombres y mujeres en la historia del país, se necesitaría que nueve de los 15 lugares disponibles sean para mujeres.

En el caso de los dos senadores o senadoras y el o la diputada que falta que designen en las Cámaras, hay por ahí ciertas grillas que superar. Como la reforma política estipula que es el pleno (es decir todos los senadores o diputados) quien nombra a los y las constituyentes, será hasta el próximo periodo ordinario de sesiones cuando sabremos qué pasa ahí.

Ahí la forma en que se optó por resolverlo fue mediante cuotas por partido. Fueron nombrados ocho hombres y sólo cinco mujeres, que son: María de la Paz Quiñones y María Esther Scherman, del PRI; Cecilia Romero del PAN, Cecilia Soto del PRD, María Eugenia Ocampo por Nueva Alianza. El lugar que correspondía a Morena, y no quisieron tomar, quedó vacío.

¿Se quedará sin nombrar o llegarán a un acuerdo para resolverlo de alguna manera? Si llegan a algún acuerdo, ojalá sea una mujer. Si no se nombra, la Asamblea se instalaría con 99 constituyentes y no 100, como lo planteado.

En el caso del Senado hay dos lugares disponibles. Uno que correspondía al PRD (disputado por Armando Ríos Piter y Alejandro Encinas, aunque formalmente ya no pertenece al partido) y otro le tocaría al PT, quien como Morena, renunció a su lugar.

Sobre el lugar del PT, se hace cabildeo para que sea otorgado a algún senador o senadora que se haya declarado independiente. Ahí una mujer podría ser la elegida por ser, también, de la CDMX: Martha Tagle.

En el caso de Mancera y Peña, habría que exigir que, por lo menos, fuera un nombramiento paritario: tres de cada sexo. Así se lograría, casi, una equidad de géneros.

O que, dado que se tardan tanto en dar a conocer sus propuestas (nada en la reforma política los obliga a una fecha determinada) y podrían esperar al último momento, sería una estupenda señal que se inclinaran por un mayor número de mujeres en sus posiciones.

¿Se imagina?

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