Ayer me tocó profundamente el artículo de Gabriel Guerra Castellanos, compartí cada línea. Se llama Del desprecio al odio (ver ), sobre la polarización —sobre todo en ese espejo que hoy llamamos redes sociales— de intolerancia entre dos visiones encontradas: entre los que piensan que en Ayotzinapa fue “el Estado” (y más bien se refieren al gobierno) y los que creen que los normalistas “se lo buscaron” y que ya pasemos a otra cosa. Y que odian a los que no piensan como ellos.

En este país parece que tendemos a creer en versiones contrapuestas: O el peritaje de Torero o en los de la PGR; en el GIEI o en el gobierno. Como si fuera futbol: América o Chivas.

En estos días también he recibido varios mails de lectores respetuosos que he respondido sobre lo mismo: cuestionan por qué los medios (aclaro que no soy vocera más que de mí misma… y eso a ratos) no hacemos eco de, por ejemplo, el hombre que murió en una gasolinera, Gonzalo Miguel Rivas Cámara (de lo cual tienen razón) o que incluso cuestionan que es “rentable” la desconfianza en el gobierno y las instituciones. Y que culpan a los medios por decir una cosa u otra.

Esto es lo que yo creo:

—Casi nada en la vida es blanco o negro. Es imposible verlo así. Todo tiene su contexto. Para el tema de Ayotzinapa es importante tomar en cuenta la Normal Isidro Burgos misma, Guerrero y la falta de oportunidades para los jóvenes de todo México. De parte de la sociedad hay que tomar en cuenta que en los últimos 8 años hay miles de desaparecidos (y que también es diferente una desaparición forzada, regreso más adelante ahí) y que hay instituciones a las que les falta credibilidad (el manejo de la crisis ha contribuido muy poco a abonar a la causa de mejorar esto y eso a nadie conviene en realidad, aunque piensen que sí en un momento, quizá electoral, determinado).

—Creo que el hashtag que se creó el día del primer aniversario de Ayotzinapa es muy revelador. #ElDíaDeLaIndignación. Ojo: indignación. Ya no sólo es dolor, justicia, búsqueda de la dignidad, como en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de Javier Sicilia, que reunió a un buen grupo de víctimas y tuvo logros (Pro víctima y ahora la CEAV, aunque sea una institución joven, aún con muchos errores). Hay que tomarlo en cuenta como termómetro social. Lo veo un poco como el proceso, en 6 pasos, de cualquier duelo: negación, negociación con la realidad, depresión, ira… la última es aceptación a la cual veo difícil llegar pronto, pero a eso hay que tirarle. Y también hay que tener presente en todo tiempo la conciliación en la mira. Es la única manera de cerrar un duelo, si no regresa, sigue y se transforma.

—Hay que evitar el “como si”. En este país, quizá en muchos otros, tendemos a hacerlo en muchas situaciones. No sólo los gobiernos, también los ciudadanos. Nos decimos encabronados —y lo estamos— en puntos álgidos… y después se nos olvida. O, perversamente hay quienes dicen sí, “hacen como si” y después dejan que caiga en el olvido porque no hay semana sin escándalo. Temas hay para echar para arriba. Ahorita, por ejemplo, está en duda que se hagan, como se deben, todas las leyes que podrían hacer que tengamos el Sistema Nacional Anticorrupción que merecemos; hay otras mil leyes promulgadas que hacen ver en su momento “como si” nos interesara un tema, pero no se aplican.

En estos días se comenzará pronto a discutir una ley nacional sobre desaparición forzada, también sobre tortura. Hay que hacerlo en serio, sin “como si”.

—Creo que los ciudadanos somos los únicos que podemos —y debemos— mantener nuestra capacidad de indignación para impulsar que se mejoren las cosas. Solemos abdicar.

Y por cierto, para mis lectores: soy periodista, sí, trato de tomar en cuenta todas las versiones porque es mi deber, pero antes que nada reivindico mi derecho a ser ciudadana sobre todo en el tema del respeto a los derechos humanos. Y sí, soy una activista de ello; creo que todos debemos serlo. No nos mejora como seres humanos y mucho menos como sociedad violarlos, aunque sea contra “monstruos”, si se quiere; verdaderos delincuentes que lastiman a toda la sociedad.

--Me preocupa, ahora, el anuncio de Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 al decir:

"No somos pacifistas, queremos decirlo, porque muy mal nos ha tratado este gobierno, con la punta del pie, y nos ha reprimido. Les decimos: cuando sea necesario le vamos a responder, pero por ahora vamos  a darle una muestra de la indignación".

Anunció un "Frente Amplio para la Transformación Radical del país". Quizá un "Partido de los Pobres", que apoyaría un candidato independiente en el 2018. Hay que ver eso con cuidado, aunque me queda claro están en todo derecho, como ciudadanos mexicanos, para participar políticamente en el país.... Pero no a, como dijo, " dejar de ser pacifistas".

Intenso fue el primer día de actividades de los los  integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en nuestro país. Ya sabe vienen a darnos una revisadita en torno a cómo estamos en materia de respeto a derechos humanos, no sólo para los mexicanos, sino para los migrantes que van de paso por aquí.

Por la mañana, reunión con Arely Gómez, procuradora general de la República, quien se compromedió a dar seguimiento a las recomendaciones hechas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que coadyuvan en la investigación para localizar a los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Dicen que una imagen dice más que mil palabras. Veo la foto tomada por Alejandro Mendoza, y por lo visto,  nuestra procuradora no la pasó nada bien, eso parece. Sí, su rostro es sonriente, rodeada del complotista Emilio Álvarez Icaza y Rose Marie Belle-Antonie, presidenta de la CIDH; peeeero sus manos no demuestran lo mismo, su mano derecha con el dedo pulgar presionándolo, y la mano izquierda a manera de puño.

Por la tarde se reunieron con el secretario de Gobernación y el subsecretario de Derechos Humanos, Roberto Campa, ante quienes manifestaron su preocupación por el estado que guardan los derechos humanos en el país, las desapariciones forzadas, la protección a migrantes y a periodistas…

Panorama muy distinto al expresado ante los líderes mundiales en la Asamblea de la ONU, ¿o no?

Él lo dijo:

--México es una nación  plenamente comprometida  con la ley, los derechos humanos y la paz. Hoy, mi país tiene una de las legislaciones más avanzadas  en favor de los derechos humanos  y trabajamos para asegurar la vigencia  en toda la geografía nacional...estas condiciones (de migración)  se agravan cuando por ignorancia, mala fe, racismo o mero oportunismo político, los migrantes y sus hijos son estigmatizados y responsabilizados de las dificultades propias de los países de destino...No permitamos que continúe esta injusticia. No permitamos que se pretenda despojar a las democracias del mundo de su espíritu plural e incluyente. Frente a esas visiones de exclusión y discriminación, debemos sumar esfuerzos para crear un esquema mundial de protección a los derechos del migrante a la altura de los desafíos que estamos viviendo….Con las crecientes desigualdades, con una crisis económica mundial que no cede y con una frustración social que esto provoca, el mundo de hoy está expuesto a la amenaza de los nuevos populismos. Nuevos populismos de izquierda y de derecha, pero todos riesgosos por igual.

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