En un rango monetario que va de los 2 mil 880 pesos a los $480 (sin contar la comisión de Ticketmaster), los progresivos de King Crimson han abierto una fecha más por mediación de Ocesa, la cuarta, en el Teatro Metropólitan (el martes 18 de julio) donde ofrecerán los primeros conciertos los días 14, 15 y 16 del séptimo mes. Para preparase con la banda de Robert Fripp (que incluye entre otras luminarias al bajista, Tony Levin; al saxofonista Mel Collins; al guitarrista Jakko Jakszyk y a los bateristas: Pat Mastelotto, Gavin Harison, Jeremy Stacy, más el vacacionista: Bill Rieflin) se ha puesto a girar, aparte de la discografía oficial del grupo, una antológica caja triple: The many faces of king Krimson (por cortesía de Sony Music) y un reciente Blu-ray: To Unseat The hold of Monkey Mind, con prácticamente la banda que vendrá dentro de dos meses.
Si hay algo queda en el ya cada vez menos centro neurálgico del rock progresivo mexicano, con sede en el sabatino Tianguis Cultural del Chopo (si es que se le puede llamar cultura a la venta de jeans, tenis y playeras y parafernalia de cuero) es un prolongado aferre al rock progresivo que cuenta hasta con su propia virgen, a la que se le reza con verdadera devoción para que ocurran milagros de este calibre. Claro que los más sorprendidos de la respuesta mexicana son los propios integrantes del “Rey Carmesí”, por eso a manera de bonus, Fripp promete un ruido especial para sus conciertos.
Volviendo al triple-pack, los 33 temas seleccionados incluyen verdaderas peculiaridades para los fans en temas como “Still”, que incluye la participación de otros monstruos sagrados del género como Pete Sinfield y el fallecido Greg Lake de ELP., o “Simon Leap”, que presenta a Andy McCulloch y Anrhony Phillips, así como “The song of the sea Goat”, que ha contado con los servicios del también muerto John Wetton, Mell Collins, Keith Tippet e Ian Wallace.
Un segundo disco muestra completo el “Giles, Giles & Fripp”, mientras un tercero se centra en la fusión de Robert Fripp con nueve piezas que incluyen en su alineación a Dan Wallace, Mel Collins y Adrian Bellew, al lado de Michael Clay, John Billigins y Erni Myes. Para una mejor comprensión no sólo de los respectivos set list de cada álbum y créditos de producción, sino del proyecto en sí masterizado a 24 bits, la caja contiene un vasto texto del compilador, Marcelo Montolivo.
En otros ángulos del negocio que representa King Crimson, habrá paquetes especiales para otro tipo de fan pudiente (muy parecidos a los de Pink Floyd, que pagaron sumas estratosféricas por estar lo más cercano a sus ídolos, o pagar cifras de verdadero atraco en despoblado como la caja de los “Early Years”, que se cotizó entre nueve y 13 mil pesos). Esta vez al son de los casi 700 dólares, se ofrece a quienes estén dispuestos a pagar: acceso a material inédito de la banda, en su sound-check, una miniconferencia de prensa con alguno de los ocho miembros de Crimson. Una foto firmada por los músicos, un gafete conmemorativo, una playera y, gratis, un apretón de manos… sólo para los primeros 50 fans que compren un pedacito de cielo progresivo carmesí.
Habrá también, ya se sabe, los que si por ellos fuera, se podrían llevar a su casa a Robert Fripp para tenerlo encadenado en su sótano. Sin embargo, Miguel Ángel Pichardo, representante legal del Rey Carmesí en México, está dispuesto a negociar alguna comida con el señor Fripp comenzando la puja en los mil dólares.
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