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Comentaba la semana pasada que se conoce como “El Caracol” al imponente evaporador solar construido por la extinta empresa Sosa Texcoco para la recuperación de carbonato y sales de sodio que eran la base de la producción de sosa cáustica, de ahí el nombre de la empresa.
He denunciado en varias ocasiones el riesgo inminente de destrucción e invasión de este importante activo de la Ciudad y del país, debido lamentablemente a la tremenda corrupción que sigue imperando en el Estado de México.
Presenté en su momento una serie de argumentos técnicos que demostraban con datos duros la inviabilidad de construir el nuevo aeropuerto internacional (NAICM) en la zona federal del Lago de Texcoco (ZFLT), principalmente porque se construye en el último reducto de lo que fue el gran Lago de Texcoco y, por lo tanto, una zona natural de inundación.
Basado en estudios técnicos hidrológicos, se demuestra en que en las “avenidas” provocadas por fuertes tormentas en el Valle de México, la ZFLT es un espacio vital para la seguridad de millones de habitantes de la zona oriente de la ciudad. A pesar de los argumentos presentados, el gobierno federal tomó una decisión —a mi juicio— equivocada, que traerá consecuencias fatales para el futuro de la Ciudad.
Ahora observo que el empecinamiento en esta decisión, más que una solución aeroportuaria, aparece como la oportunidad de grandes negocios asociados a los gobiernos corruptos e ineficientes del Estado de México. Es un secreto a voces que colaboradores de los últimos gobernadores han adquirido grandes extensiones de terrenos en los municipios de Texcoco y Atenco.
Pero su ambición no queda sólo en la estratosférica plusvalía de esos terrenos una vez que se construya el NAICM, sino que además, en estos días, se están concretando una serie de acciones totalmente fraudulentas, por ejemplo, la donación sin ninguna justificación, de 200 hectáreas, de la zona federal en los llamados Tlateles a los corruptos e impresentables líderes de Antorcha Campesina. No se trata de una donación en beneficio del municipio de Chimalhuacán como se quiere aparentar, sino de un burdo fraude a la nación, operado nada menos que desde la Secretaría de Gobernación. Afortunadamente, 40 senadores de la República han presentado un amparo en contra de este robo descarado de bienes públicos.
Ahora van por El Caracol, siguiendo los esquemas perversos y fraudulentos de siempre en el Estado de México, primero, impulsando invasiones seudoprecaristas de grupos que exigen vivienda con el argumento de la pobreza cuando, en realidad, se trata nuevamente de líderes profesionales muy bien pagados para, posteriormente “regularizar” y vender los terrenos a precios elevadísimos. Por otro lado, tenemos el caso de grandes desarrolladores de vivienda que presentan “escrituras” patito, elaboradas por notarios corruptos tambien del Estado de México, precisamente de terrenos que se localizan dentro de la superficie del Caracol.
Estas acciones se están llevando a cabo con la total complicidad de autoridades federales porque la Conagua es la responsable de la vigilancia y protección de la ZFLT y de realizar una serie de acciones para proteger estos terrenos y la SCT, que a través del Grupo Aeroportuario (GACM) desarrolla el proyecto del NAICM, debería mantener esta zona como “amortiguamiento” para impedir el desarrollo urbano hacia el norte del nuevo aeropuerto.
Pero no hacen nada, la corrupción impera por todos lados. Ahora resulta que el GACM solo se preocupa de su “polígono” correspondiente al terreno del NAICM y en la construcción de la barda perimetral, dejaron fuera El Caracol, a expensas de las acciones voraces y fraudulentas dirigidas desde Toluca.
La próxima semana hablaré de alternativas para preservar El Caracol.
ciudadposibledf.org
@JL_Luege