La semana pasada la asociación Ciudad Posible presentó una declaración en la que estamos convocando a una mayor participación de la ciudadanía en la discusión de la Nueva Constitución para la CDMX y, de ser aprobada, que inmediatamente sea llevada a referéndum.

Como lo hemos analizado en este espacio, el proceso ha estado viciado de principio a fin; desde la misma reforma constitucional al artículo 122 aprobada por el Congreso de la Unión, hasta la falta de promoción por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), fueron causa de una muy baja votación.

La Asamblea Constituyente, que fue integrada para discutir y aprobar la Nueva Constitución, no tiene legitimidad. Primero, por la decisión absurda del Congreso de que solo se eligieran a 60 de los 100 diputados y 40 fueran designados; y segundo, por la decisión absurda de que el proyecto fuera elaborado y presentado por el jefe de Gobierno, para lo cual integró a un autodenominado grupo de “notables”, sobresalientes únicamente por su filiación ideológica y su cercanía personal con Mancera. No fue plural ni contaba con expertos constitucionalistas.

Como lo habíamos comentado antes de la elección de los constituyentes, la abstención fue del 72% de los electores registrados en la lista nominal. Además, hubo un número muy elevado de votos nulos que llegó al 7.9%. Si a esto añadimos que la elección fue por lista de los partidos políticos y que éstas, en todos los casos, fueron conformadas por las dirigencias y no por voto de la militancia, la conclusión es que los 60 constituyentes no representan a nadie. De los 21 candidatos independientes que se presentaron solo fue electo uno.

Respecto a los otros 40, 14 fueron designados por la Cámara de Diputados, 14 por el Senado, seis por el Gobierno de la Ciudad de México y seis por el Ejecutivo federal. Esta estrategia fue diseñada para crear mayorías artificiales, lo cual se comprueba en los resultados finales, donde el PRI, por ejemplo, con cinco diputados electos, obtuvo al final 22 curules gracias a que cuenta con mayoría en ambas cámaras y que otros seis fueron propuestos por el Presidente de la República. ¿Cómo es posible que un partido político que solo obtuvo cinco diputados electos quede al final con 22 constituyentes en la Asamblea? Lo mismo sucedió con el PRD, que con 19 electos obtuvo 29 curules.

Con estas designaciones, además, se violó el artículo 125 constitucional que establece: “Ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la federación y otro de un estado que sea también de elección…”. Este es el caso de los 28 diputados federales y senadores de la República que fueron designados. Por si esto fuera poco, muchos de los constituyentes designados ni siquiera se presentan a las reuniones ni de las comisiones, ni del pleno.

El Proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México es antidemocrático, ilegítimo, inaceptable y representa una amenaza para nuestra Ciudad y para México. Contiene un sinnúmero de errores, abusos, irregularidades y contradicciones que denotan el oportunismo político del Gobierno de la Ciudad de México. Es un documento de carácter ideológico que debe ser rechazado en los términos propuestos.

El proyecto de Constitución, de aprobarse, no contempla la figura del referéndum como mecanismo de legitimación social. No se incluyó en el proyecto, ningún diputado lo propuso en las mesas de discusión, ni tampoco fueron admitidas las iniciativas ciudadanas que lo exigían.

Lo más absurdo es que no se quiere incluir el referéndum, pero sí se aprueba un artículo donde se prohíbe modificar la Nueva Constitución en cinco años, cuando en México no existe ninguna ley que permita tal abuso. Se pueden hacer modificaciones a las constituciones estatales y a la Constitución General en cualquier momento a partir de su aprobación.

Este proyecto obedece a intereses particulares y no al interés general de la sociedad. El artículo 39 de la Constitución General establece que: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

Convocamos a la ciudadanía y a las organizaciones sociales en la CDMX a exigir el referéndum como condición de aprobación de una Nueva Constitución.

ciudadposibledf.org

@JL_Luege

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