Cuando en septiembre de 2014 el presidente Enrique Peña Nieto presentó el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el director General de la Conagua, David Korenfeld, dio a conocer un plan de regulación hidrológica en la zona de Texcoco, cuyo objetivo principal era garantizar la seguridad frente a inundaciones en la región oriente del Valle de México.

Aunque estoy en contra del proyecto, en caso de concluirse, el plan de regulación ecológica es absolutamente imprescindible porque la vocación natural de captación de agua del vaso del Lago de Texcoco ha sido trastocada radicalmente al decidir construir en el mismo sitio un aeropuerto.

Si no se hace, entonces el riesgo de inundación en la región colindante de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Texcoco y Chimalhuacán es de 100%.

En dicho acto se anunciaron una serie de proyectos para la regulación, captación y tratamiento de las corrientes provenientes de los principales ríos del oriente que descargan sobre el vaso del Lago de Texcoco: 1) nueve cuerpos de agua para tener una superficie de regulación en 2 mil 700 hectáreas, sin mencionar su capacidad de almacenamiento; 2) rectificación de los cauces de los ríos del oriente para mejorar las condiciones de conducción; 3) construcción de 145 km de colectores marginales para conducir las aguas residuales a las plantas de tratamiento; 4) construcción de 24 plantas de tratamiento de aguas residuales que se emplearán para distintos usos; 5) entubamiento de 25 km de cauces; y 6) construcción de 39 km de túneles (sin especificar) para mejorar el sistema de drenaje del Valle de México.

Ninguno de estos proyectos ha sido presentado ni se ha anunciado alguna adjudicación, por lo que suponemos que la SCT y la Conagua han abandonado la idea de regular, captar y potabilizar agua de escurrimientos de lluvia.

Seguramente por cuestiones de recursos se esté pensando únicamente en la protección del polígono del NAICM sin importarles las graves consecuencias de inundación y de abastecimiento de agua en la zona.

Esta hipótesis queda confirmada con el anuncio de la semana pasada por parte de la Conagua para la construcción de un proyecto completamente distinto y que deja fuera toda la idea original que presentó el presidente Peña Nieto.

La Conagua informó a los medios de comunicación que el martes 22 de noviembre iniciaban las obras de un túnel colector de 3.3 km de longitud con una capacidad de 170 m 3 /seg. El costo del proyecto es de 419 millones de pesos y fue adjudicado en cuatro contratos a: Expectras Constructora, Proyecto Hidraúlico y Construcciones, Edificaciones y Obras Santa Fé y Construcciones y Edificaciones Universo. Se asignaron contratos, además, para supervisión por 20 millones de pesos.

La Conagua afirma que el objetivo de este proyecto es el vaciado de la laguna de Xalapango que recibe agua en temporada de lluvias y de esta forma proteger el polígono del NAICM.

Sin embargo, de acuerdo con los planos que se hicieron públicos, el colector parte del lago Nabor Carrillo y después pasa por la laguna de Xalapango, lo que demuestra que la verdadera función de este colector no será el vaciado de Xalapango sino más bien el vaciado del lago Nabor Carrillo.

Esto demuestra lo que aquí denunciábamos hace unos meses, que la SCT y la Conagua no iban a construir nunca otras lagunas de regulación, sino que pretendían usar al lago Nabor Carrillo como laguna de regulación lo que implica la destrucción absoluta del mismo.

La SCT y la Conagua nuevamente ocultan información al público y cambian radicalmente lo anunciado por el presidente Peña Nieto. En lugar de construir el sistema de lagunas de regulación que tiene un alto costo, simplemente optan por cambiar la vocación del Lago Nabor Carrillo y lo realmente preocupante es que no mencionan nada sobre la protección contra inundaciones de toda la región oriente del Valle.

Esta idea absurda implica la desaparición total del lago Nabor Carrillo como espejo permanente de agua, que desde su inauguración ha propiciado un microclima benéfico en el oriente de la Ciudad, es hábitat de miles de aves migratorias y resulta una eficaz protección contra las tolvaneras que tanto daño causaron en el pasado a la población.

Al utilizar el lago Nabor Carrillo como laguna de regulación, éste estaría normalmente seco, lo que representaría un crimen ecológico incalificable.

La SCT engaña nuevamente a la sociedad presentando por un lado un gran proyecto con obras de protección, plantas de tratamiento, captación de agua de escurrimientos etcétera, que no se van a realizar y por otra parte, la triste realidad: la destrucción del lago Nabor Carrillo con sus beneficios asociados y las graves consecuencias que esto traerá para millones de personas.

No podemos permitir la destrucción de un lago que representa un ecosistema vital para la región de Texcoco, ni las mentiras y acciones impertinentes de los responsables del proyecto del NAICM.

twitter: @JL_Luege

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses