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Comentamos la semana pasada la falta de planeación en este tipo de obras: en lugar de ayudar a mejorar la movilidad en la Ciudad están empeorando aún más el problema, ya que son detonadores del incremento sin control de autos particulares en circulación; además, el pésimo diseño de las obras ha generado un mayor riesgo a los usuarios debido a la falta de accesos e incorporaciones adecuadas.
Decidí retomar el tema de los segundos pisos hace unos días cuando viajé en auto a la ciudad de Cuernavaca. Evidentemente, todos estamos atentos al avance de esa obra inmensa que es la incorporación de la Autopista Urbana Sur a la autopista México– Cuernavaca.
Me sorprendí al constatar que las rampas de subida y bajada las construyeron exactamente al centro de la autopista, cancelando los carriles correspondientes de alta velocidad de la vialidad inferior. Esto es insólito, no puede entenderse que una obra con un orden de inversión estratosférico no considere la incorporación mediante gazas laterales, adquiriendo los terrenos necesarios para que las incorporaciones se hagan con seguridad.
Al utilizar como acceso los carriles de alta velocidad, se genera un alto riesgo de accidentes en la vialidad inferior. Esto no sería aprobado en ningún país del mundo pues implica una violación de las normas elementales de seguridad vial.
Si somos un poco observadores, podremos verificar que la ausencia de ingeniería de tránsito se repite en todas la obras de segundos pisos del Periférico y de las mal llamadas “autopistas urbanas de cuota”: en las salidas del Periférico, donde se construyeron lo segundos pisos, se forman peligrosos embotellamientos porque la separación entre columnas de los segundos pisos no respeta la distancia mínima para un acceso seguro, además de reducir visibilidad a la hora de incorporarse.
De la misma manera, las estaciones de telepeaje se localizan en espacios originales del Periférico, provocando cuellos de botella. Basta analizar, por ejemplo, el acceso sur–norte de la vialidad elevada hacia San Antonio o el acceso de Constituyentes viniendo de la autopista de Toluca para subir a la Autopista Urbana en dirección norte. Las estaciones de cobro le roban más de un carril a las laterales.
La Administración Federal de Autovías de Estados Unidos (FHWA, por sus siglas en inglés), ha elaborado una serie de manuales con base en las estadísticas de accidentes graves y mortales, tanto en autopistas como en viaductos de acceso controlado urbanos. Consultando el Manual de Seguridad en Autovías (HSM, por sus siglas en inglés), es claro que las autopistas urbanas de cuota en la CDMX no cumplen ninguna de las normas de seguridad en los accesos de entrada y salida, distancias mínimas, visibilidad y áreas libres (clear zones). Los constructores no tomaron en cuenta las variables mínimas involucradas para garantizar seguridad a los usuarios.
Por otra parte, las obras han quedado a medias. Por ejemplo, en la Autopista Urbana de Periférico Norte, la que se suponía iría en ambos lados del Periférico (dirección norte y sur), únicamente se terminó en una dirección que opera de forma horaria. Asimismo, de acuerdo a lo que la SCT y el gobierno de Eruviel Ávila habían prometido, la Autopista Urbana pasaría la caseta de cobro de Tepotzotlán en dirección a la autopista de Querétaro. Tampoco se cumplió, pues termina de forma abrupta e insegura a la altura de la planta de Ford de Cuautitlán para dejar todo el flujo en un tremendo embotellamiento en la autopista a Querétaro.
La incompetencia y la corrupción que imperan en estas obras de infraestructura no tienen justificación; sin embargo, lo que me preocupa aún más es la falta de actuación de las autoridades locales, tanto de la CDMX como del Estado de México, porque los ciudadanos de estas entidades somos los más afectados.
Es por ello que como organización exigimos el rediseño de los accesos a la autopista México – Cuernavaca y la adquisición de los terrenos que sean necesarios para garantizar la seguridad de los usuarios.
Recomendamos que ante la crisis financiera que se avecina en el Presupuesto 2017, el Congreso de la Unión, la Auditoría Superior de la Federación y la Secretaría de la Función Pública, pongan especial atención en las obras que lleva a cabo la SCT.
ciudadposibledf.orgtwitter:
@JL_Luege