Más Información
La economía mexicana deberá transformarse para enfrentar los desequilibrios estructurales que enfrenta. Inflación, deuda pública, déficit de cuenta corriente, informalidad y pobreza representan algunos de los problemas más visibles que deberán superarse.
El modelo de apertura económica de México no es exitoso, acumula un enorme déficit de cuenta corriente que se encuentra encubierto por las remesas, por el trabajo realizado por los migrantes mexicanos.
En 2015 el déficit de cuenta corriente, sin tomar en cuenta a las remesas, superó los 57.5 mil millones de dólares, más de 5% del PIB.
Gracias a los envíos de dinero clasificados como remesas la cantidad disminuyó en 24 mil millones de dólares. Por eso parece que la cuenta corriente se encuentra en parámetros aceptables, en un déficit de 3% como proporción del PIB.
Aquí se encuentra la primer debilidad del modelo económico mexicano, su enorme necesidad de recursos externos es atribuible a que su capacidad de exportar bienes y servicios es significativamente inferior a lo que debe comprar para funcionar, es el reflejo de una economía que tiene un bajo valor agregado y que depende de lo que se produce en otras naciones. El problema es generalizado, no solo es comercial también los servicios son poco competitivos.
Gracias a que millones de mexicanos han optado por migrar a otras naciones, particularmente a Estados Unidos, y a que son solidarios con la familia que dejaron en el país, parte del desequilibrio de las cuentas macroeconómicas es cubierto por los envíos de dinero que mandan a México.
En otras palabras: millones de connacionales se fueron del país por la falta de oportunidades, gracias a ello han creado una red de contención que compensa la baja productividad y competitividad del modelo económico.
Lo anterior es evidente cuando se analiza la balanza de pagos en la clasificación que presenta la evolución de las cuentas de servicios factoriales y no factoriales de México.
Bajo dicha descripción se puede observar la magnitud de los requerimientos financieros que tiene el país: el déficit acumulado por ambos en 2015 casi alcanzó los 43 mil millones de dólares de dólares.
Lo descrito fue el resultado de que se importan más servicios de los que exportan al mundo.
Fletes, seguros, turismo, transportes, ingresos de trabajadores, intereses, comisiones, por citar algunos ejemplos, se combinaron para generar una economía deficitaria en materia de servicios.
La balanza comercial complementa el cuadro, en 2015 sumó un déficit de 14.6 mil millones de dólares, mostrando que México compra más bienes de los que produce.
El mensaje es claro, no importa el número de tratados comerciales que se firmen con otras naciones si se carece de empresas capaces de exportar a esos destinos.
El resultado es contundente, el modelo de apertura económica ha fallado en generar ingresos netos positivos a México.
Cada año los sectores público y privado han debido endeudarse para poder mantener su ritmo de actividad económica.
Además, con el mayor débito se tiene asociado el pago de más intereses, un costo financiero que distrae recursos que deberían utilizarse para aumentar la capacidad productiva interna. Dicho problema se acrecentará conforme sigan aumentando las tasas de interés.
A dicho entorno estructural se debe agregar lo planteado por Donald Trump. El nuevo presidente de Estados Unidos quiere reducir el superávit que México tiene con su país, más de 6 puntos de nuestro PIB. Si ello ocurre, la presión sobre la cuenta corriente será aún mayor.
Además se tiene el tema de los migrantes y las remesas. Trump intentará restringir el envío de dinero a nuestro país, un elemento que podría acentuar la precariedad de las cuentas externas.
Si Trump tiene éxito, y aún con una negociación relativamente positiva del TLCAN, México tendrá que hacer correcciones importantes a su economía.
Para ello se debe elevar lo Hecho en México tanto para consumo interno como para la exportación, es la única forma positiva de reducir el enorme déficit que se tiene tanto en servicios como en bienes.
El tiempo corre en contra para un modelo de apertura que falló en generar crecimiento económico porque debilitó la base empresarial de lo Hecho en México con insumos y servicios mexicanos.
Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico