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La Reserva Federal subió la tasa de interés y con ello colocó el último alfiler. El anterior llegó con la victoria de Donald Trump: una ruptura en la élite política y económica de Estados Unidos, una discrepancia que provocará un cambio en la forma en que la primera potencia del orbe se vincula con el resto del mundo. El costo del ajuste: menor crecimiento económico.
El nuevo liderazgo de Estados Unidos decidió voltear hacia adentro antes que mantenerse bajo normas de comercio internacional que han dejado ganancias a una parte de sus grandes empresas pero las cuales no se generalizan a todo su sistema productivo y mucho menos a toda su sociedad.
Los riesgos que implicaba la globalización fueron discutidos oportunamente en el seno mismo de la Reserva Federal de Kansas City hace 16 años. En el Global Economic Integration: Opportunities and Challenges Paul Krugman advirtió que existía la posibilidad de una crisis financiera derivada del proceso de globalización.
Si bien Krugman esperaba que el incremento del comercio internacional podría disminuir los riesgos, en el año 2000 ya eran claras dos cosas: la posibilidad de una crisis financiera (como ocurrió) y que la oposición a la globalización se generaba en los sectores menos favorecidos.
En el mismo foro Michael Mussa y Douglas Irwin minimizaron la posibilidad de que lo último fuera a detener el proceso globalizador. Subestimaron la probabilidad de que los afectados tuvieran la capacidad de adquirir el poder político suficiente para detener la integración económica. En última instancia calcularon que los beneficios obtenidos serían un contrapeso. Se equivocaron.
La inequidad en la distribución de la riqueza es la causa que no se puede obviar, aún en los propios países integrantes de la OCDE hay un aumento en la disparidad.
Se debe tener claridad, existen beneficios inherentes por la globalización, el problema es que no llegan a todos. El Primer Ministro de Canadá lo ha reconocido recientemente: lo que estamos enfrentando ahora —en términos del aumento del populismo y las narrativas divisivas y temibles en todo el mundo— se basa en el hecho de que la globalización no parece estar funcionando para la clase media, para la gente común".
Para Trudeau sólo es un “parece”, sin embargo en Gran Bretaña, Estados Unidos, España y en Canadá misma es un hecho. Por eso se han dado cambios políticos sustanciales.
La reflexión se debe extender a las propias empresas, las trasnacionales pueden alcanzar los beneficios de la globalización pero ello no es extensivo a todo el sistema productivo de las naciones. El enfrentamiento de intereses es parte de lo que generó el triunfo de Donald Trump. En la parte económica, empresas y trabajadores afectados le dieron el triunfo.
La evidencia es contundente: de acuerdo al Exporter Dynamics Database del Banco Mundial los mercados de exportación están dominados por grandes empresas y la posibilidad de sobrevivencia de nuevas empresas es muy pequeña. Ana Margarida Fernandes líder del proyecto es contundente: “los gobiernos tradicionalmente se han centrado en ayudar a los exportadores a crear nuevos productos y expandirse a nuevos mercados, pero es posible que deban hacer más para ayudar a las empresas a sobrevivir".
Además se tiene la batalla comercial que enfrentará a Estados Unidos y la Unión Europea con China. Esta nación reclama el estatus de “economía de mercado” ante la OMC, algo negado con razón por los dos primeros. Aun Argentina dijo no. ¿Qué hará México?
En este entorno el Banco de México decidió seguir a la Reserva Federal. Una mala noticia cuando también se ha instrumentado una política fiscal inhibidora de la inversión pública y cuando no se tiene una política industrial que pueda hacer contrapeso a los cambios que se avecinan.
En 2017 la preocupación no sólo será por el crecimiento del PIB, la inflación, la depreciación del peso, el aumento de las gasolinas y la electricidad. Todo ello será acompañado por la lucha interna en Estados Unidos, así como la existente entre este y la Unión Europea con China.
Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico