En octubre pasado, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución para declarar la Tregua Olímpica durante los próximos Juegos de Río de Janeiro 2016. Al momento de fundamentar la moción, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, destacó “el importante papel que el deporte y los ideales olímpicos pueden desempeñar al servicio de la sociedad y en la promoción de la paz, el juego limpio y el entendimiento. Durante los juegos la comunidad internacional se une en una competición pacífica. En la Villa Olímpica se viven la tolerancia y la solidaridad en su estado más puro”.

La Tregua Olímpica es una tradición que viene desde antes de los Juegos Olímpicos de la antigüedad, los que formalmente comenzaron en el año 776 (a. de C.), pero hay evidencias de que en el 864 (a. de C.) ya había competencias atléticas que eran interrumpidas por guerras entre tribus y reinos. Eso motivó la celebración de un armisticio entre los reyes de Elea, Esparta y Pisa, en el que se aprobó una Tregua Sagrada. Su propósito era garantizar la realización de las competencias y la asistencia de los atletas. Según el geógrafo griego Pausanias, ese acuerdo entre monarcas decía: “Olimpia es un lugar sagrado; quien pise este suelo con armas, será considerado un sacrílego”. Así fue como entró en vigor en todo el Peloponeso la que después se llamó Paz de Día, que permitía a súbditos y soldados ir en peregrinación a Olimpia.

De manera que la llamada Tregua Olímpica fue un valor fundamental de los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Dice la leyenda que la ordenó el oráculo de Delfos a fin de instaurar la paz entre las tribus. Fue así como la unión en torno a los ideales del deporte permitió concreción del acuerdo de paz más duradero de la historia.

Sin embargo, por lo que ahora se ve, la Tregua convenida a propósito de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro sirve de poco, puesto que las guerras continúan en varios lugares del planeta. Lamentablemente, el acuerdo de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas no pasa de ser una declaración de buenas intenciones, no obstante ser un anhelo de toda la humanidad.

El deporte es mucho más que competencia o simple espectáculo. Congrega a elevar el espíritu humano, fomenta la superación personal, conlleva valores éticos y promueve la paz. En
su tiempo, el poeta mexicano Amado Nervo (1870- 1919) dijo: “Hay algo necesario como el pan del día, y es la paz de cada día; la paz sin la cual el mismo pan es amargo”.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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