Muchos vimos el partido y deseábamos estar en el juego por el título. Nigeria y México intercambiaban simétricamente posesión, control de balón, territorio, manejo de balón, buenas decisiones por zona, inteligencia emocional, pases al espacio con precisión, errores en la marca, fallas frente al arco, aciertos y errores del portero vaya, nada que a esa edad no pueda considerarse normal.
México tuvo el segundo gol para liquidar, es una referencia considerable para el dato estadístico sin tomar en cuenta hábitos y costumbres. Ambos equipos fueron vértigo, impulso y desorden táctico; todo eso es normal a esa edad biológica y futbolística.
Cada uno puso al límite sus atributos más agresivos del juego, eso es lo que corresponde a esa edad. Es muy difícil pedir en esa etapa, valores como prudencia y control emocional.
Hicieron lo que pudieron y debieron. El juego estuvo al límite siempre. Nunca nos decepcionaron, al contrario, orgullo fue siempre algo que transmitieron por su calidad y empuje. En lo dicho y hecho: el futuro legítimo y objetivo del desarrollo del futbol mexicano está en la calidad y cantidad de oportunidades para privilegiar el esfuerzo en fuerzas básicas; no en las desmedidas opciones para el extranjero que se disfraza de corrupción y mal defendida discriminación. Dejemos de subestimar estos logros, porque es más difícil tenerlos con futbolistas en ciernes que con consolidados. Lo dice la ciencia.
Twitter: @Javier_Alarcon_