Raúl Jiménez ha tardado en encontrar la regularidad goleadora que mandan sus estupendas características de sicario del área. No es que se haya ido antes o después de lo necesario de América, se fue justo a tiempo. De ahí a la fecha ha cambiado de equipos y le ha costado ganar la confianza de sus técnicos para apostar por él como titular. Y entre las pocas oportunidades y la presión, a Raúl le ha llevado más de lo esperado, mostrar todo su esplendor.

Ya esta semana nos dio una mejor referencia de su repunte con dos goles en Champions. Un par que le darán kilómetros en los siguientes juegos y kilos de confianza. Jiménez, como le dije, tiene atributos que nadie más en México dentro del área. Tiene estatura y musculatura de calidad internacional. Es rápido, inteligente para encontrar los espacios y desmarcarse, tiene una técnica avanzada en el control y golpeo de balón, es buen rematador de cabeza, es hábil en espacios cortos y lo más apreciado en el futbol de hoy: tiene gol.

Raúl es un privilegiado y tiene que darse cuenta. Hay cierta irregularidad en su desempeño que parece alimentar él mismo. A veces me da la impresión de que no se la cree. Alguien de los cercanos tiene que detectar si ya se instaló en el sillón de la zona de confort y explicarle que puede ser un goleador pretendido por los más grandes.

Me cuesta mucho entender porque se retardan tanto los procesos de consolidación de la mayoría de los futbolistas mexicanos que se fueron a Europa. Da la impresión de que el objetivo de sus vidas se cumple sólo por el hecho de haber llegado, y no se toma como un simple punto de partida, que de hecho eso es. Jiménez es un crack, nomás falta que se vea al espejo y lo repita todas las mañanas, y que luego entrene como eso.

Twitter: Javier_Alarcon_

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