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Los seleccionados Sub-17 que combaten en Chile tienen la moral a tope, la calidad técnica, el orden táctico que provee el entrenador, pero principalmente, no han sido tocados por los encantos seductores del Rey Midas.
Importa hasta a dónde podrán llegar en el torneo, pero es más relevante pensar la estrategia para encausarlos a su regreso y no perderlos en el camino.
Es una realidad que México se ha vuelto dominante en la categoría durante la última década con dos títulos y posiciones relevantes habitualmente.
El trabajo de los clubes y el fogueo de la FMF quedan de manifiesto, aunque no vendan. El reto es claro: lograr una transición ordenada y eficiente hacia la madurez futbolística. Impedir que dejen de estudiar por un Ferrari, asesorarlos con especialistas en esta etapa de hormonas a flor de piel, alejarles el canto de las sirenas de los promotores, porque todo llega a su tiempo.
Con las generaciones campeonas, hemos perdido mucho talento que se mareo y no llegó al profesionalismo por perder la ruta.
La proporción entre los que tienen la calidad y debutan, es todavía muy baja. Hay que blindarlos emocionalmente y tener la sabiduría para generar las suficientes oportunidades para que debuten solo en el momento en el que estén listos, y eso ocurre de manera diferente con cada uno en el tiempo.
Ya han tenido una labor destacada en Chile 2015, pero queremos, y está claro que pueden dar más.
Las estructuras del futbol mexicano harían toda la diferencia, si en lugar de estar buscando el lucro con tanto extranjeros de tan baja calidad, usaran esos mismos recursos en ayudar con la terminación y acabados de la verdadera obra maestra del futbol mexicano: sus jóvenes.
Twitter: @Javier_Alarcon_