La confusión de ser sin serlo, el ‘Gigante de la Concacaf’ ha hecho al Tri de Miguel Herrera, un equipo confundido y ansioso.
El mismo técnico no puede quitarse de encima el juicio sumario de aquel tuit innecesario e incómodo, y el ‘Piojo’ llegó por eso, perdiendo por un gol antes de jugar contra Cuba para efectos de la opinión pública. Y aterrizó a la Copa de Oro con una presión acumulada que no ha sabido desahogar desde el entorno.
Varios jugadores de la Selección de México han pensado y ejecutado, por debajo de sus promedios de eficacia. Eso también lo resiente el trabajo de producción ofensiva que se ha visto limitadísimo en ideas, sin importar la elección de jugadores y si se diseña un sistema con 4 o 5 defensores atrás.
El técnico parece estar encartado y el entorno, como siempre, listo para ponerle el tiro de gracia como a tantos y tantos de sus antecesores. Perdón por la insistencia y el recordatorio, pero hace meses y años, vengo diciendo que en México el entrenador nacional pasa de ser villano a héroe y víctima, y luego se le cambia el orden del rol indistinta e invariablemente. Por arte de magia, gran parte del periodismo deportivo que elogiaba al ‘Piojo’ hace unos meses, ahora cree que es incapaz e inadecuado para manejar a la Selección.
¿Y si le gana a Costa Rica el domingo, y luego a semifinales y gana la final? ¿Entonces habrá recuperado sus poderes? No son estas líneas para defenderlo de ninguna manera. Se ha equivocado, está saturado tácticamente y confundido, porque no le han dado los jugadores la capacidad de respuesta pretendida, se ha tardado en mandar los cambios que provoquen una reacción y le atribuye a los árbitros todos sus males sin razón.
Pero cuando menos sigue intentando adecuarse a los jugadores y sus momentos y no al revés. Es obvio que requiere a alguien que lo asesore y cuide su imagen.
Lo que es desproporcionado e ilógico es recargarse siempre en el entrenador. En cualquier parte del mundo, son y serán siempre los jugadores de futbol, quienes le dan sentido con su desempeño a la estrategia. Hoy, varios están por diferentes razones por debajo de lo que son capaces.
Hace años que la Concacaf puede preciarse, para bien o para mal, de tener partidos y selecciones más parejas. Ya no es lo de antes. Si dejamos la soberbia en la banca y se vuelve a trabajar con toda esa humildad con la que se maneja el equipo estadounidense, podremos volver a marcar la hegemonía en la región de manera consistente.
El deporte nacional no es la charrería, es pegarle al entrenador nacional en turno con no mucha profundidad ni frialdad en los argumentos. Si están las cosas mal, entonces los catorrazos serán más potentes. Nadie se ha salvado ni se salvará. Alguien que vea por su bien y salud, debería recomendarle a Miguel Herrera que se moderé frente a los micrófonos. Ahí va a perder siempre por goleada, con o sin razón.
Twitter: @Javier_Alarcon_