A la hora que usted esté leyendo estas líneas, el ‘Piojo’ Herrera y sus alumnos habrán disminuido a su mínima expresión las críticas por una clara, lógica y reconfortante victoria contra los cubanos. Y tampoco es lo ideal, porque no existen parámetros reales de exigencia tras el partido de ayer, para saber si México podrá realizar un futbol tan saludable como para que alcance para ganar la Copa de Oro.

Pero así somos: furiosos y sentimentaloides en extremo para volar con las victorias y querer meternos en una tumba con las derrotas.

Y para lo negativo, somos todavía más dramáticos; el lugar 40 en la lista de FIFA, la peor de la historia, ha servido para latiguearnos con horror y cuestionarlo todo. El deporte nacional, aplaudido por las masas, es pegarle a los directivos. Pero cuando México apareció entre los 4 primeros en el 98, lo que se leyó y escuchó fue: “la fórmula de la FIFA para sacar el ranking es una vacilada. No es real esa posición ni como broma para México”.

Por años se minimizó que apareciéramos entre los 20 mejores. Ahora que se despiertan con el lugar 40 en las pupilas, se asume con toda fe que es una posición real, incuestionable e inadmisible. No hay que ser.

Es como pretender creerle a la FIFA, tal y como lo acaban de publicar, que suspenden de por vida a Chuck Blazer, directivo de Concacaf, por “incurrir en actos de deshonestidad”, y no por haber sido el soplón que de manera encubierta y para evitar penas mayores, destapó el escándalo de corrupción más grande de la historia entre los controladores de las industrias deportivas, aún por encima de los cochineros del Comité Olímpico Internacional.

Pobres entrenadores de la selección de futbol, no hay uno que no termine acosado, trastornado, cambiado radicalmente en su temperamento. Han sido todos. Es hora de preguntar si no es el entorno el anormal. Si no es que con nuestro fatalismo terminamos condicionándolo todo. A mi me da lo mismo la ubicación de FIFA para México. La realidad es que podemos competir ya contra cualquiera en Europa y Sudamérica, como Estados Unidos y los centroamericanos y caribeños contra México. Por eso, ya la Copa Oro no es ninguna obligación. Hay tres candidatos tan calificados como México. Hay que ver cómo juega México y para qué alcanza eso. Creo que llegar a la final ya será satisfactorio. Pensar en un triunfo en automático es purita soberbia.

Twitter: @Javier_Alarcon_

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