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Como si nada hubiera pasado desde el triunfo de Fidel Castro.
El único periodista mexicano en La Habana aquel 8 de enero de 1959 fue el autor de este Bucareli. La víspera entrevisté a Fidel en Matanzas, última escala de su recorrido desde Oriente, donde el día primero supo de la huida de Fulgencio Batista. Hoy reviso sus respuestas para encontrar la semilla de su asombrosa y larga trayectoria histórica.
JZ: Hace tiempo estuvo usted aquí en Matanzas y entonces el prestigio de una ciudad entera…
FC: Por Matanzas igual que por todos los pueblos de Cuba vamos a empezar a encontrarnos de ahora en adelante. Sabe que ya tenemos en Santa Clara de las Villas el terreno donde vamos a poner la ciudad escolar de las Villas. Tenemos solamente como 400 caballerías de tierra, de un coronel que era jefe del regimiento, como 400 caballerías de tierra se compró con sus ahorritos recientemente, allá en Santa Clara, así es que tenemos tierra suficiente para hacer la ciudad escolar y repartir, establecer zonas para repoblación forestal, granjas, centros experimentales, para todo tenemos tierra. Aparte de la zona de la ciénega de Zapata que la vamos a disecar, vamos a ver si en vez de fusilar los chivatos, usted sabe que hay muchos, usted sabe que no se puede fusilar a todos, hay que fusilar a los peores; a ver si pudiéramos, por ejemplo, enviarlos a disecar la ciénega de Zapata que sería cosa formidable para que reparen el daño que han hecho al país.
JZ: ¿Mantendrá los ideales de Chivás?
FC: Serán mantenidos, impulsados. No solamente los ideales por los que cayó el gran combatiente que fue Eduardo Chivás, sino los ideales por los que han caído todos los idealistas desde los que murieron en el 68. Serán mantenidos e impulsados todos los idealistas desde los que cayeron a mediados del siglo pasado hasta el último combatiente caído en esta guerra porque son los mismos ideales que tenía Martí, que tenían los revolucionarios de la independencia, así que yo creo que, en cierto sentido, estamos rindiendo un homenaje y un tributo a todos los caídos en esta lucha por el sacrificio que han hecho ellos, porque todos han contribuido en esta revolución. Cuando nosotros hablamos de enviar a Colombia invasores estábamos inspirados en Maceo, cuando luchábamos por la dignidad plena del hombre, por la justicia, por el derecho de que nuestra patria fuera de todos, los cubanos sin privilegios y sin fuero de ninguna índole, estábamos inspirados en Martí. Cuando hablamos de la moral, pública, de la necesidad de cambiar nuestras costumbres políticas de erradicar para siempre la corrupción, el peculado y la politiquería, estábamos inspirados en Chivás. Cuando hemos defendido los fueros de nuestra nacionalidad, cuando hemos adoptado medidas revolucionarias en la defensa de nuestro pueblo, hemos estado inspirados en hombres como Guiteras y como otros muchachos que han luchado, que han admirado a esta cosa que nosotros estamos realizando hoy un poco, no más mérito que ellos, porque jamás consideramos que tenemos más mérito que ellos sino quizá, un poco más de suerte que ellos, porque he tenido la fortuna de ver cómo se empiezan a realizar esos sueños que la muerte les impidió a ellos ver convertidos en realidad.
JZ: ¿Qué similitud encuentra entre la revolución que usted encabeza y la mexicana?
FC: Quiero que sepa que encuentro una gran similitud, con algunas diferencias. Una de ellas es que ustedes tuvieron que hacerla en tres o cuatro etapas, nosotros hemos destruido toda la fuerza y la tiranía en una. Segundo, que nosotros vamos a aprender mucho en las lecciones de la revolución y de la experiencia de la revolución mexicana, y que en eso le vamos a agradecer a México un servicio más. Vamos a mirarnos mucho en el espejo de México para tratar de sacar su mejor ejemplo.
Seis meses después, en otra plática en La Habana, le pregunté si aún creía en esas diferencias.
“Sí, lo creo. Ustedes tuvieron que luchar para derrocar al régimen y cuando derrocaron al régimen se tuvieron que enfrentar a una reacción militarista, después de la reacción militarista, se tuvieron que enfrascar en una serie de luchas internas hasta que fueron consolidándose las medidas y las leyes revolucionarias en una larga etapa de luchas intestinas. Entonces nosotros en la misma revolución derrocamos al régimen y destruimos la fuerza militar de aquel régimen. Ya no quedaba en su puesto ninguna facción ni militarista en el país. Segundo, ello trajo como consecuencia una influencia tan grande, un respaldo tan grande del pueblo, que nos ha permitido hacerla en una. Yo diría que ustedes la hicieron en sucesivas etapas”.
La historia de América se sigue escribiendo en el Caribe.