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Fue el 25 de abril de 1947 cuando Ámsterdam vio nacer a uno de los más grandes prodigios del futbol: Hendrik Johannes Cruyff, un nombre que sería peculiarmente grabado y recordado por millones de personas en los años venideros a su nacimiento. Sí, es el nombre de un ‘enamorado’ del futbol, del arquitecto del ‘futbol total’, del orquestador de gestas históricas sobre infinidad de terrenos de juego; del genio del futbol… del ‘Tulipan de Oro’.
Y es que aquel niño resultó ser un virtuoso con el balón en los pies, un estudioso del deporte de sus amores y un creativo que dejó volar su imaginación para hacernos ver y entender más allá de lo que el futbol por sí mismo nos había dado.
El Ajax se rindió ante su talento, equipo con el que triunfó de sobremanera y en el que instauró el famoso concepto del ‘futbol total’ que tantos frutos rindió.
Fue ahí donde Cruyff le hizo honor a la tierra que lo vio nacer, devolviéndole la sonrisa eterna a una afición que supo, desde la primera vez que lo vio jugar, que sus vivencias quedarían enmarcadas junto a la de las máximas glorias deportivas no sólo de Holanda, sino del mundo entero.
Después, Cruyff continuó su legado en el Barcelona. Ahí guió al equipo a ganar su primera Liga en 14 años, entre muchos otros logros que hoy más que nunca la entidad blaugrana recuerda con nostalgia y con mucho agradecimiento. Fue del holandés de quien el conjunto catalán aprendió grandes lecciones que no sólo pondría en marcha durante su época como jugador, sino en posteriores años. Sus enseñanzas y creaciones son sin duda una de las grandes razones que han hecho al Barça un equipo triunfador.
Sin embargo, con la Selección de Holanda la historia fue distinta. Incluso, sigo pensando que el futbol le quedó a deber en este sentido, pues su retiro voluntario siendo aún muy joven, y únicamente habiendo ganado un Subcampeonato del Mundo y un tercer lugar en la Euro, no bastaron para igualar su grandeza a nivel de clubes.
Por muchos criticado, debido a su manera tan única de concebir el futbol a nivel táctico, pero por muchos otros halagado e idolatrado por su revolucionaria visión. Johan Cruyff vivió desde que nació y hasta su muerte para el futbol. Sus proyectos una vez que se retiró forjaron e inspiraron a miles de jóvenes; desde el futbol callejero hasta quienes aún continúan preparándose en sus distintas academias, Cruyff siempre tuvo en mente que su historia tenía que continuar, aunque no fuera con él detrás del balón, sino llevando sus anécdotas a través de una travesía alrededor del orbe.
“Donde he jugado y he entrenado, siempre he querido que la gente hablara y pensara sobre el futbol”. Así fue, y así seguirá siendo; porque el legado de uno de los grandes jugadores de la historia recién se enmarca en letras doradas, en cada conocedor del futbol; en cada rincón de los lugares que pisó; en cada grada que coreó su nombre; en cada playera que en seis letras resumió su leyenda y que es usada por millones de seguidores; en cada césped donde su magia resplandeció; en cada portería que impactó; simple y sencillamente, en cada lugar donde jugó al futbol. Que descanse en paz, Johan Cruyff.
Twitter: @InesSainzG