Pocos hablan de ellos; casi nadie se anima a otorgarles unas líneas, pero eso parece importarles poco, pues su grandeza va más allá de lo que se pueda decir de ellos. Es la Selección Mexicana Sub-17 que vuelve a la carga en una justa mundialista con la ilusión renovada y la meta bien fija de quitarse la espinita de lo que la anterior generación logró, y adjudicarse de nueva cuenta el campeonato.

En esta ocasión, los nombres de quienes nos representan son distintos, son nuevas caras de chicos que sueñan con seguir revalidando a México como un verdadero gigante en la categoría.

Y es que hay que decirlo, el pasado reciente de nuestro combinado resulta memorable, pues tanto Chucho Ramírez como Raúl Gutiérrrez se encargaron de poner a los nuestros en la cima del mundo desde aquél primer título de ensueño en Perú 2005, pasando por el majestuoso bicampeonato fungiendo como locales en 2011, hasta el último subcampeonato en Emiratos Árabes 2013.

México es una potencia en la categoría Sub-17, la extraordinaria labor de sus protagonistas ha dado frutos que años atrás habrían resultado inimaginables, lo que habla de que en nuestro país hay talento de sobra que sólo requiere de ser bien encauzado con personas comprometidas, responsables e igual de talentosas para guiar y cosechar éxitos.

Nuestra Selección vive una época de transición, y con Mario Arteaga como líder del actual grupo ha comenzado su camino en la justa de Chile 2015. Hoy Mario tiene en sus manos la posibilidad de volver a escribir un capítulo glorioso, de regresarle el privilegiado primer lugar del orbe a México, y aunque esto conlleva una gran responsabilidad cargada con un tanto de presión, sus pupilos han iniciado de buena forma su andar en el certamen.

El primer rival suponía una prueba complicada, ya que el solo nombre de Argentina es sinónimo de potencia, de rivalidad y de espectacularidad. No obstante, la escuadra mexicana logró dar una primera impresión inmejorable, con una victoria por 2-0 que ilusiona con lo que estos chicos pueden alcanzar en el torneo.

Tal y como el mismo entrenador lo mencionó, el trabajo en equipo fue la clave para que el funcionamiento del plantel fuera el óptimo. México fue exigido por un buen rival, y logró adecuarse e imponer su hegemonía desde un inicio. Su único pecado fue, quizá, el permitir que por algunos lapsos de tiempo le quitaran con cierta facilidad el balón.

A pesar de que esta aventura va iniciando, estoy segura que este representativo nos traerá inmensas alegrías y partidos por festejar que serán dignos del reconocimiento de toda la nación.

Twitter: @InesSainzG

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses